Se ha publicado recientemente en la revista International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, un estudio de cohortes prospectivo sobre la comparación del riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y de mortalidad por todas las causas con cuatro estilos de vida diferentes mediante la combinación de una práctica alta o baja de actividad física y el seguimiento de una dieta saludable o una dieta no saludable.
A continuación, os mostramos un resumen del estudio que han realizado estos autores. La autoría original de esta publicación corresponde a Asma Kazemi, Najmeh Sasani, Zeinab Mokhtari, Abbas Keshtkar, Siavash Babajafari, Hossein Poustchi, Maryam Hashemian y Reza Malekzadeh.
Para comenzar
Las ECV siguen siendo la principal causa de mortalidad a nivel mundial. Una dieta poco saludable junto con la falta de actividad física, incrementa la probabilidad de padecer numerosos factores de riesgos cardiometabólicos entre los que son muy destacables la obesidad, la resistencia a la insulina, la hiperlipidemia y la hipertensión. La dieta mediterránea y la vegetariana, son dos patrones dietéticos que se han relacionado con la disminución de ECV. Además, la práctica regular de actividad física de intensidad moderada – vigorosa, presenta efectos beneficiosos en la prevención de ECV al reducir el peso corporal, mejorar la sensibilidad a la insulina, la hipertensión y las dislipidemias.
El objetivo de esta investigación
En este estudio de cohortes prospectivo, se evaluó el riesgo de ECV y de mortalidad global en sujetos que realizaban actividad física o una dieta saludable, o ambas, en comparación con aquellos que no realizaban ninguno de estos comportamientos saludables en el estudio de cohorte de Golestan (GCS).
Metodología
En este estudio de cohortes participaron 50.045 (21.234 hombres y 28.811 mujeres) de 40 a 75 años, los cuales se inscribieron entre 2004 y 2008. Estos sujetos pertenecían a áreas rurales y urbanas de la provincia de Golestán en el noreste de Irán.
En esta investigación se compararon cuatro estilos de vida: dieta saludable y una actividad física activa (Healthy Diet and Active, HDA), dieta saludable y una actividad física considerada inactiva (Healthy Diet but Inactive, HDI), dieta no saludable y una actividad física activa (Unhealthy Diet but Active, UDA) y dieta no saludable y una actividad física inactiva (Unhealthy Diet and Inactive, UDI).
Principales resultados
Un total de 50.045 sujetos pertenecían a la GCS. De estos, 40.692 (17.641 hombres y 23.051 mujeres) fueron los participantes que se incluyeron en el análisis de estos investigadores. Según los autores de este estudio, al comparar los cuatro estilos de vida, se pudo observar un riesgo significativamente menor de mortalidad por todas las causas en los participantes con ambos comportamientos saludables (Hazard Ratio, HR = 0,79, intervalo de confianza, IC del 95 % = 0,73 – 0,86) o con un comportamiento saludable [HDI: HR = 0,84, 95 % IC=0,78 – 0,90)] en comparación con aquellos sujetos que seguían ambos comportamientos no saludables [UDI: HR = 0,91, 95 % IC = 0,85 – 0,97].
En relación a la mortalidad por ECV, los participantes con un estilo de vida caracterizado por seguir una dieta saludable y ser físicamente activos, así como un estilo de vida de una dieta no saludable pero que eran físicamente activos, disminuyeron su riesgo un 26 y un 17%, respectivamente, en comparación con el estilo de vida de seguir una dieta no saludable y ser físicamente inactivos.
Según los autores de este estudio, para los estilos de vida de seguir una dieta saludable y ser físicamente activos y seguir una dieta no saludable y ser activo, en comparación a seguir una dieta no saludable y ser físicamente inactivo, la reducción en el riesgo de mortalidad por ECV fue significativa y mayor entre las mujeres y los participantes con un índice de masa corporal, (IMC) < 30 kg/m2. En los hombres, que seguían una dieta saludable y eran físicamente activos, se observaron unas asociaciones de una mayor reducción en comparación con una dieta no saludable y ser físicamente inactivos. En personas con IMC ≥ 30 kg/m2, ninguno de los tres grupos disminuyó el riesgo de mortalidad por ECV en comparación con seguir una dieta no saludable y ser físicamente inactivos.
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Conclusión
En este estudio de cohortes prospectivo, se encontró que la mayor reducción en la mortalidad global y por ECV, se observó al seguir una dieta saludable y ser físicamente activo. Para la mortalidad por todas las causa, tanto el estilo de vida de seguir una dieta saludable y ser físicamente inactivo como seguir una dieta no saludable y ser físicamente activo, se asociaron con una disminución del riesgo en comparación con seguir una dieta no saludable y ser físicamente inactivo. Los efectos beneficiosos de seguir un estilo de vida saludable, están presentes en personas que no padecen obesidad, lo que podría explicar que la obesidad pudiera ser una de las principales causas de muerte.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace:
https://ijbnpa.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12966-022-01374-1