Se ha publicado recientemente un estudio en la revista BMJ sobre la asociación de las modificaciones del consumo de carne y la mortalidad específica en hombres y mujeres.
Consumo de carne y mortalidad: Nurses’ Health Study y the Health Professionals Follow-up Study
En este estudio, el objetivo fue evaluar la asociación de los cambios en el consumo de carne roja en relación con la mortalidad global y por causas específicas total en mujeres y hombres. Para llevar a cabo este objetivo, se evaluaron los datos pertenecientes a dos estudios prospectivos de cohortes en los que se habían realizado medidas repetidas de factores dietéticos y factores de los estilos de vida, en dos grandes cohortes, Nurses’ Health Study and the Health Professionals Follow-up Study, United States, contando con 53.553 mujeres y 27.916 hombres que al inicio del estudio no presentaban ni enfermedad cardiovascular ni cáncer. La medida principal que se estudió fue la mortalidad confirmada por registros de estadísticas, el índice nacional de defunciones o por las familias y el sistema postal.
Principales resultados
Durante 1,2 millones de persona-año de seguimiento se produjeron 14.019 muertes. Los incrementos de consumo de carne roja durante ocho años se asociaron de forma positiva con un mayor riesgo de mortalidad en los ocho años siguientes tanto en las mujeres como en los hombres (p tendencia <0,05, p de heterogeneidad = 0,97).
Un incremento de la ingesta total de carne roja de al menos la mitad de una ración al día se asoció con un aumento de un 10% más de riesgo de mortalidad (Hazard Ratio, HR agrupado = 1,10; IC al 95%: 1,04-1,17). y no procesada, un incremento de al menos la mitad de una ración al día se asoció con un incremento del riesgo de mortalidad de un 13% en el caso del consumo de carne roja procesada (HR= 1,13; IC al 95%: 1,04-1,23) y un aumento del 9% de mortalidad en el caso de la carne no procesada (HR=1,09; IC al 95%: 1,02-1,17). Una disminución respecto a la ingesta de carne roja procesada o no procesada de al menos la mitad de una ración diaria, no se asoció con una disminución del riesgo de mortalidad. La asociación entre el incremento del consumo de carne roja y el riesgo de mortalidad fue consistente en los diferentes análisis por subgrupos definidos según la edad, la actividad física, la calidad de la dieta, el hábito tabáquico o el consumo de alcohol.
Conclusión
El aumento del consumo de carne roja, especialmente la carne procesada, se asocia con un mayor riesgo de mortalidad global, según los datos observados en dos grandes cohortes: Nurses’ Health Study y the Health Professionals Follow-up Study.
Enlace a la referencia
Para acceder al artículo completo y obtener más información, puede consultar el siguiente enlace:
https://www.bmj.com/content/365/bmj.l2110