Recientemente se ha publicado en la revista Sleep Medicine Reviews, una revisión sistemática (RS) sobre la asociación entre la dieta y la calidad del sueño.
Para comenzar
Los hábitos alimentarios se consideran uno de los principales factores de riesgo de la salud. Cada vez hay más pruebas científicas que sugieren que la dieta y el sueño pueden estar relacionados.
Hasta la fecha, se han realizado dos revisiones sistemáticas de la evidencia científica de estudios de diversos tipos, que investigan el papel potencial de la composición de los macronutrientes de la dieta sobre la duración del sueño. Muchos de estos resultados no son concluyentes, encontrando diferentes resultados en los perfiles de macronutrientes de la dieta, en relación con su papel en el sueño. Otra RS se ha centrado en la posible asociación bidireccional entre el sueño y la ingesta dietética en niños de 0 a 5 años. Sin embargo, no hay ningún recopilatorio de la evidencia realizado de forma sistemática que investigue la relación entre las variables relacionadas de la dieta como exposición y las características de la calidad del sueño.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio ha sido revisar la evidencia científica de la asociación entre la dieta y la calidad del sueño.
Metodología
Se realizó una búsqueda sistemática en las bases de datos electrónicas Medline vía PubMed, Embase, Scopus y el Registro Central Cochrane de Ensayos Controlados, recopilando artículos hasta noviembre de 2019. Se incluyeron en esta RS, los estudios que investigaron los parámetros de la calidad de la dieta (incluyendo los patrones dietéticos o alimentos individuales saludables/no saludables) y la calidad del sueño (mediante métodos autodeclarados u objetivos). Se utilizaron las herramientas de evaluación de la calidad de los NIH para evaluar este parámetro.
Algunos resultados importantes
Los autores de esta RS revisaron 29 estudios. El consumo de alimentos saludables se asoció con una mejora de la calidad del sueño, mientras que una mayor ingesta de alimentos procesados y ricos en azúcares libres se asoció con peores características del sueño. A pesar de que se ha observado cierta consistencia entre los estudios, la calidad del diseño de los estudios (en su mayoría investigaciones de diseño transversal) no permite concluir una relación causal. Sin embargo, las variables relacionadas con la dieta están asociadas a la calidad del sueño, aunque siguen siendo necesarios más estudios para corroborar este hallazgo. Según los autores de esta investigación, la calidad general de los estudios realizados hasta ahora es deficiente o regular, teniendo en cuenta que la mayoría de los estudios tenían un diseño transversal, lo que no ha permitido definir claramente relaciones causa-efecto.
Las investigaciones futuras deben aportar evidencias procedentes de estudios de cohorte prospectivos más amplios para poder estudiar de forma más individualizada los patrones dietéticos y los alimentos o moléculas individuales mientras que los estudios de intervención clínica deberían confirmar las asociaciones obtenidas. Los estudios preclínicos podrían centrarse en los mecanismos moleculares y las nuevas vías. Las intervenciones sobre la microbiota intestinal pueden ser una herramienta útil para explorar el papel del eje intestino-cerebro en la calidad y los trastornos del sueño.
Puntos prácticos
Según los autores de esta RS, hay dos puntos prácticos destacables de los resultados obtenidos:
• Las dietas saludables, ricas en alimentos de origen vegetal y en pescado y marisco, así como patrones dietéticos bajos en alimentos procesados y ricos en azúcar, están asociados a una mejor calidad del sueño.
• Las características dietéticas subrayadas sugieren una posible relación entre la inflamación y el eje intestino-cerebro respecto a la calidad del sueño.
Investigaciones futuras
Se necesitan estudios mejor diseñados para reforzar algunas de las conclusiones extraídas de esta RS. Algunos diseños interesantes para valorar estas asociaciones serían las cohortes prospectivas con un seguimiento adecuado y el uso de herramientas adecuadas para recoger datos sobre la exposición dietética y la calidad del sueño. También, se necesitan ensayos controlados aleatorizados con muestras más grandes y con métodos objetivos para evaluar la calidad del sueño con el objetivo de confirmar los resultados de los estudios observacionales. Los estudios preclínicos y clínicos centrados en el papel de la inflamación y la microbiota intestinal en la calidad del sueño podrían aportar en un futuro las pruebas definitivas de los mecanismos.
Conclusión
Actualmente no existen evidencias suficientes para concluir si es posible modular o influir en la calidad del sueño mediante intervenciones sobre los hábitos alimentarios ni sobre componentes individuales de la dieta. Sin embargo, muchos resultados son prometedores y han demostrado una asociación entre ciertos factores dietéticos y de la calidad del sueño. Es importante comprender mejor los mecanismos moleculares que relacionan la nutrición con el cerebro y que podrían conducir a una mayor calidad del sueño.
Enlace a la referencia
Para acceder al artículo completo y obtener más información detallada, puede entrar en el siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1087079221000150?via%3Dihub