Se ha publicado recientemente en la revista Nutrition Reviews, una revisión narrativa sobre el consumo de frutos rojos (arándano, arándano rojo, frambuesa y fresa) como una potencial estrategia dietético-nutricional en el tratamiento de la disbiosis en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), recopilando desde la base de las evidencias actuales hasta las posibilidades de investigaciones futuras.
A continuación, os mostramos un resumen de esta revisión narrativa. La autoría original de esta revisión corresponde a Karen S. Coutinho-Wolino, Manuela F.S. Melo, Jessica C. Mota, Denise Mafra, Jonas T. Guimaraes y Milena B. Stockler-Pinto.
Para comenzar
La disbiosis intestinal es una condición muy común en pacientes con ERC y se asocia con toxinas urémicas, inflamación, estrés oxidativo y el desarrollo de enfermedades cardiovascular. La disbiosis se puede definir como el desequilibrio microbiano de la microbiota normal, debido a cambios cuantitativos o cualitativos de su composición, cambios en su funcionamiento o actividades metabólicas, o en cambios de su distribución. Por otra parte, se conoce que los patrones dietéticos saludables, son moduladores esenciales de la microbiota intestinal. Numerosos estudios han sugerido que el consumo de frutos rojos ricos en polifenoles y otros nutrientes, pueden presentar efectos positivos en la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento selectivo de bacterias beneficiosas y mejorando el estado clínico de estos pacientes.
Sin embargo, los estudios sobre los efectos de los frutos rojos en la microbiota intestinal en los pacientes con ERC son escasos. Los autores de esta publicación han indicado que han considerado necesario conocer mejor los posibles mecanismos de acción de los frutos rojos respecto a la modificación de la microbiota intestinal, para orientar futuros estudios clínicos y para mejorar la práctica clínica aplicada a estos pacientes.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de estos investigadores fue analizar cómo el consumo de frutos rojos (arándano, arándano rojo, frambuesa y fresa) podría ser una estrategia dietético-nutricional beneficiosa para modular la microbiota intestinal y posiblemente revertir la disbiosis en los pacientes con ERC.
Principales evidencias encontradas por estos autores
En general y hasta la actualidad, las evidencias disponibles demuestran que el consumo de frutos rojos, puede promover un aumento de la diversidad al afectar a la abundancia de bacterias productoras de moco y de ácidos grasos de cadena corta. Además, este tipo de frutas pueden aumentar la expresión de ARNm implicados en las uniones estrechas del intestino, como la ocludina, la proteína 1 de las uniones estrechas y la mucina. En los estudios que han profundizado sobre la cantidad exacta de frutos rojos que conducen a estos efectos se han observado resultados heterogéneos. Sin embargo, según los autores de esta revisión narrativa, se ha evidenciado que con 5 mg/día, ya es posible observar algunos efectos en modelos animales.
Los frutos rojos silvestres podrían mejorar el estado urémico reduciendo los niveles de toxinas urémicas mediante la modulación de la microbiota intestinal. A largo plazo, esta podría ser una excelente estrategia para los pacientes que padecen ERC. Los investigadores que realizaron esta revisión animan a realizar estudios clínicos para evaluar mejor estos efectos en la ERC, así como poder profundizar mejor en la cantidad segura de ingesta de estas de estas frutas con el fin de promover una mejor calidad de vida o la supervivencia de estos pacientes.
Futuras perspectivas
Los frutos rojos se consideran una buena fuente de polifenoles y nutrientes y, pueden tener efectos positivos en la composición de la microbiota intestinal. Entre los principales mecanismos de acción promovidos por este tipo de frutas sobre la microbiota intestinal, estarían el aumento de las proteínas de unión hermética y de la inmunidad de la mucosa en el intestino, la expansión de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta y de moco y el aumento de los metabolitos responsables de mejorar la diversidad de la microbiota intestinal.
Aunque hay gran variación en la cantidad de fruta utilizada en los estudios, se sabe que, con 5 mg/día, ya es posible observar estos efectos en la microbiota intestinal. Por lo tanto, hasta donde se conoce, algunos estudios experimentales y clínicos han sugerido que los frutos rojos pueden modular la microbiota intestinal en varios modelos con enfermedades crónicas. Se ha evidenciado la hipótesis de que la suplementación con frutos rojos silvestres podría modular la microbiota intestinal en los pacientes con ERC y, en consecuencia, mejorar el estado urémico reduciendo los niveles de p-CS (p-cresyl sulfate), IS (indoxyl sulfate), IAA (indole-3-acetic acid), TMAO (trimethylamine-N-oxide) y LPS (lipopolysaccharide).
Para aprender a realizar revisiones sistemáticas
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Conclusión
Es necesario controlar de forma muy cuidadosa los niveles de potasio y la ingesta dietética de estas frutas en estos pacientes. Un tratamiento nutricional adecuado con frutos rojos, estudiando las condiciones individuales, los riesgos y la adhesión, podría aportar muchos beneficios a los pacientes que padecen esta enfermedad. Se necesitan más investigaciones para evaluar mejor estos efectos en los pacientes con ERC, entre las que se destaca la cantidad que sería segura de consumo de estas frutas para promover una modulación beneficiosa de la microbiota intestinal.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace: