Se ha publicado recientemente en la revista JAMA Netwok Open, un ensayo clínico aleatorizado (ECA) sobre el efecto de las comidas familiares más largas respecto a la ingesta de fruta y verdura de los niños.
A continuación, os mostramos un resumen de este ECA. La autoría original de esta investigación original corresponde a Mattea Dallacker, Vanessa Knobl, Ralph Hertwig y Jutta Mata.
El objetivo de esta investigación
Las comidas familiares son un entorno de aprendizaje muy formativo y que determina en gran medida las elecciones de los niños respecto a su alimentación. Por consiguiente, las comidas familiares son consideradas por mucho autores como un entorno ideal para mejorar la salud nutricional de la población infantojuvenil.
El objetivo de estos investigadores fue estudiar el efecto de la ampliación de la duración de las comidas familiares en relación con el consumo de frutas y verduras en los niños.
Algunas cuestiones metodológicas
Respecto al diseño, lugar y participantes, este ECA utilizó un diseño de manipulación dentro de la díada (la pareja de padre/madre e hijo/hija). Este estudio se llevó a cabo del 8 de noviembre de 2016 al 5 de mayo de 2017 en un laboratorio de comidas familiares en Alemania. Los autores de este ECA incluyeron en este ensayo niños de entre 6 y 11 años que no seguían una dieta especial ni tenían alergias alimentarias y padres adultos que actuaban como la persona que controlaba los aspectos nutricionales, es decir, la persona de la familia responsable de al menos la mitad de la planificación y de la preparación de la comida. Todos los participantes se sometieron a 2 condiciones: control, definida como la duración convencional de las comidas familiares, e intervención, que se estableció como un 50% más de duración de las comidas (10 minutos más de media). Los participantes fueron asignados al azar a la condición que completarían primero. Los análisis estadísticos de toda la muestra se realizaron entre el 2 de junio y el 30 de octubre de 2022.
En relación con las intervenciones, los participantes tuvieron 2 comidas libres por la noche en diferentes condiciones. En la condición de control, cada pareja comía en la misma duración de tiempo. Cuando los participantes estaban en la intervención, cada díada disponía de un 50% más de tiempo para comer que la duración de su comida habitual. Respecto a los principales resultados y medidas, el resultado primario que fue seleccionado por los investigadores para estudiar fue el número de piezas de frutas y verduras consumidas por los niños durante la comida.
Resultados
En total, 50 parejas de padres e hijos participaron en este ECA. Los padres y madres presentaron una edad media de 43 años (28-55 años) y eran de forma más frecuente, madres (n=36, lo que supuso el 72% de la muestra). Los niños y niñas tenían una edad media de 8 años (6-11 años, mismo número de niñas que de niños).
Los niños y las niñas comían de forma significativa más piezas de fruta, 2,36, valor p = 0,01; diferencia de medias, 3,32 (Cohen d = 0,33) y de verduras, 3,66, valor p < 0,001; diferencia de medias 4,05 (Cohen d = 0,52) en la condición de una mayor duración de la comida en comparación con la duración normal. El consumo de pan y de fiambres no fue diferente de forma significativa cuando se compararon los niños como controles y como intervención. El ritmo de ingesta de los niños (bocados por minuto a lo largo de la duración convencional de la comida) fue significativamente inferior en la condición más larga que en la normal. También en este ECA, los niños informaron de una saciedad mayor de forma significativa después de la condición de una duración más prolongada de la comida.
¿Cómo podrían las familias establecer nuevas rutinas para que las comidas fueran de una mayor duración?
Los autores de esta investigación indican que algunas de las posibilidades para mejorar esta cuestión deberían centrarse en el momento de la comida (por ejemplo, no desayunar cuando toda la familia tiene prisa), adaptarse a las preferencias de los niños (por ejemplo, poner la música que hayan elegido de fondo) o establecer normas transparentes (por ejemplo, que todos permanezcan en la mesa durante un tiempo determinado).
Para profundizar: algunos puntos fuertes y débiles de esta investigación
El diseño dentro de la pareja mediante la observación por vídeo ha permitido a estos investigadores, extraer inferencias causales. Sin embargo, tal y como indican los autores de esta investigación, a pesar de esta importante ventaja los resultados obtenidos en el laboratorio no pueden generalizarse sin más a los entornos dietéticos convencionales. Otras limitaciones que describen los investigadores es que las observaciones en vídeo pueden modificar la conducta hacía comportamientos socialmente más deseables y que la muestra presentaba una diversidad étnica y socioeconómica limitada. Otra cuestión importante es que no está claro si el efecto de la intervención podría mantenerse a largo plazo del tiempo. Según los autores de esta publicación, algunas limitaciones se vieron atenuadas por el uso del diseño específico dentro de la pareja. La comparación de las parejas entre sí ha permitido controlar numerosos factores respecto a la situación, entre los que cabe destacar, la observación por vídeo en condiciones convencionales y de mayor duración y las características de la muestra. No obstante, los investigadores han indicado como futura línea de investigación que otros estudios deberían profundizar en los efectos que podría tener una duración superior de las comidas en muestras de población con características más diversas y durante periodos más prolongados de tiempo.
Para llevarse a casa: principales puntos clave
- La pregunta de investigación: ¿cómo afecta el aumento de la duración de las comidas en el consumo de fruta y verdura de los niños?
- Principales resultados. En este ECA de 50 parejas de padres e hijos, los niños de 6 a 11 años ingerían de forma significativa más frutas y verduras cuando las comidas duraban aproximadamente 10 minutos más. La ingesta de otros alimentos no aumentó.
- ¿Qué significado presentan estos hallazgos?. Los resultados de este ECA han indicado que incrementar la duración de las comidas familiares es una intervención sencilla que puede mejorar de forma significativa la dieta de los niños.
Este estudio se registró en la página de ClinicalTrials.gov con el siguiente número de identificador: NCT03127579
Conclusiones
Los resultados de este ECA han mostrado que aumentar la duración de la comida familiar en aproximadamente 10 minutos, puede mejorar la dieta y el comportamiento alimentario de los niños. El efecto de la duración de las comidas familiares en la ingesta de frutas y verduras por parte de los niños requiere la disponibilidad de estos alimentos en la mesa. Si los efectos de esta intervención sencilla y barata se mantuvieran estables a lo largo del tiempo, esta estrategia dietético-nutricional podría contribuir a mejorar el problema actual de obesidad infantil que existe a nivel mundial.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta publicación, puede consultar el artículo a texto completo que realizaron los autores entrando en el siguiente enlace:
https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2802987