Se ha publicado un estudio en la revista BMJ, sobre la ingesta dietética de proteínas y el riesgo de mortalidad global (por todas las causas) y mortalidad específica, por enfermedad cardiovascular (ECV) y por cáncer, mediante la realización de una revisión sistemática (RS) y un meta-análisis.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este trabajo fue examinar y cuantificar la relación dosis-respuesta posible entre la ingesta de proteínas totales, proteínas animales y proteínas vegetales y el riesgo de mortalidad global, y mortalidad específica por ECV y por cáncer.
Algo de metodología
Respecto al diseño de esta revisión, fue una RS y un meta-análisis que incluyó estudios de diseño cohortes prospectivas. Para recopilar las referencias de los artículos relevantes, las principales fuentes de datos fueron PubMed, Scopus e ISI Web of Science hasta la fecha de diciembre de 2019. En relación con la selección de estudios, se recuperaron estudios de cohortes prospectivas que informaron sobre estimaciones de riesgo de mortalidad global y mortalidad específica por ECV y por cáncer en adultos (18 años o más).
Para la síntesis cuantitativa de los datos (meta-análisis), se emplearon modelos de efectos aleatorios para calcular los tamaños de los efectos combinados y los intervalos de confianza (IC) del 95%. Se compararon las categorías más altas frente a las más bajas en relación con la ingesta de proteínas y para incorporar la variación entre los estudios. Además, se realizaron análisis de dosis-respuesta lineales y no lineales para evaluar las relaciones dosis-respuesta entre la ingesta de proteínas y la mortalidad.
Principales resultados de esta revisión sistemática
En este trabajo, se incluyeron 32 estudios de cohortes prospectivas en la RS y 31 en el meta-análisis. Durante el período de seguimiento que llegó en algunos sujetos a 32 años, se produjeron 113.039 muertes (16.429 por ECV y 22.303 por cáncer) entre los 715.128 participantes.
La ingesta de proteína total se asoció con un riesgo menor de mortalidad por todas las causas (tamaño del efecto combinado de 0,94, IC del 95%: 0,89-0,99, I2 = 58,4 %, valor p <0,001). El consumo de proteína vegetal se asoció de forma significa con un riesgo inferior de mortalidad global (tamaño del efecto combinado 0,92, IC del 95%: 0,87 – 0,97; I2 = 57,5 %, valor p = 0,003) y mortalidad por ECV (HR combinado = 0,88, IC del 95%: 0,80 – 0,96; I2 = 63,7%, valor p = 0,001), pero no con un incremento de la mortalidad por cáncer.
La ingesta de proteína total y animal no se asoció significativamente con el riesgo de mortalidad específica por ECV ni por cáncer. De forma especial en el análisis dosis-respuesta, se pudo observar una asociación inversa significativa entre la ingesta de proteína vegetal y la mortalidad global (valor p = 0,05 no linealidad). Por otra parte, en un análisis adicional, se mostró que un 3 % de energía diaria de forma adicional procedente de proteínas vegetales, se asociaba con una disminución del 5 % del riesgo de mortalidad global.
Fortalezas de esta investigación
Según los propios autores de esta RS y meta-análisis, este trabajo presenta varios puntos fuertes destacables. Uno de ellos, fue el elevado número de participantes y de muertes que se produjeron a lo largo del periodo de seguimiento, lo que ha permitido evaluar de forma cuantitativa la asociación entre el consumo de proteínas y el riesgo de mortalidad. Además, se ha realizado un análisis dosis-respuesta para evaluar las asociaciones lineales, así como las no lineales. Es destacable que todos los estudios incluidos en esta RS fueron prospectivos, y por consiguiente la influencia de el sesgo de memoria y de selección fue insignificante.
En este trabajo se han considerado los subtipos de proteínas, es decir, las proteínas animales y las vegetales. Por consiguiente, estos datos específicos han podido proporcionar una visión más completa de la asociación de la ingesta de proteínas dietéticas y el riesgo de mortalidad basado en la evidencia científica actual.
Implicaciones políticas e investigación futura en este área
En este estudio se ha observado como una ingesta alta de proteínas totales, se ha asociado con un menor riesgo de mortalidad global. El consumo de proteína procedente de fuentes vegetales también se ha asociado con un riesgo menor de mortalidad global y de forma específica por ECV. Estos resultados son congruentes debido a sus efectos beneficiosos sobre los factores de riesgo cardiometabólicos, incluyendo el perfil lipídico y de lipoproteínas en la sangre, la presión arterial y la regulación de la glucemia.
Estos hallazgos pueden presentar importantes implicaciones de aplicación en salud pública. Una de estas estrategias sería el incremento del consumo de proteína vegetal, ya que su aumento se puede conseguir con una facilidad relativa mediante la sustitución de la proteína de origen animal, lo que podría presentar un efecto muy importante con relación a la longevidad.
Es importante destacar uno de los resultados de este estudio: un 3 % de la energía diaria adicional, en forma de proteínas vegetales se asoció con una disminución del 5 % del riesgo de mortalidad global. Los hallazgos de estos autores apoyan de forma contundente, las recomendaciones dietéticas existentes actualmente de incrementar la ingesta de proteínas vegetales en población general. La extrapolación de estos resultados a la población mundial debe hacerse con cautela debido a que la mayor parte de los estudios incluidos en este meta-análisis, se han realizado en países occidentales y, por lo tanto, en la actualidad existen pocas investigaciones que hayan sido realizadas en otros países. Por consiguiente, se hace especialmente necesaria, la realización de este tipo de estudios en estas regiones. También, se requieren investigaciones futuras que se centren de forma específica en los mecanismos a través de los cuales las diferentes proteínas dietéticas pueden afectar tanto a la mortalidad global, como de forma específica a la mortalidad de algunas enfermedades crónicas.
Conclusiones
Según esta revisión sistemática y meta-análisis, una ingesta mayor de proteínas totales se ha asociado con una disminución del riesgo de mortalidad global. El consumo de proteínas vegetales se ha asociado con un riesgo de mortalidad global menor y de forma específica por enfermedades cardiovasculares. La sustitución de alimentos ricos en proteínas animales por fuentes de proteínas vegetales, podría ser una estrategia dietética que podría asociarse con un incremento de la longevidad.
Enlace a la referencia
Para acceder al artículo completo y obtener más información, puede entrar en el siguiente enlace:
https://www.bmj.com/content/370/bmj.m2412.long