Recientemente se ha publicado en la revista The Journal of Nutrition, un estudio sobre las prácticas de alimentación en 80 países de países de ingresos medios y bajos en relación con las desigualdades económicas y componentes dietéticos (diversidad, frecuencia de comidas y adecuación de la dieta).
Para comenzar
Las prácticas de alimentación complementaria adecuadas en la primera infancia contribuyen a mejorar las preferencias alimentarias y la salud en etapas posteriores de la vida. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que forman parte de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, realizan una llamada de atención hacia un futuro mejor para todos. Entre estos objetivos, presentan especial relevancia las dietas adecuadas para los niños, abordando objetivos específicos centrados en el hambre cero, en una buena salud y bienestar de forma general.
Los análisis individuales según indicadores socioeconómicos, incluidas las encuestas representativas de los países de ingresos bajos y medios, son esenciales para seguir los progresos, así como identificar los retos relacionados con las prácticas de alimentación complementaria.
En esta investigación, los autores han descrito las desigualdades relacionadas con la riqueza en las prácticas de alimentación complementaria entre los niños de 6 a 23 meses de edad en 80 países de ingresos medios y bajos. Para ello fueron utilizadas las definiciones de 2018 y se utilizaron datos según los deciles y quintiles de riqueza y de los ingresos absolutos estimados de los hogares.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio fue describir los patrones y las desigualdades socioeconómicas en las prácticas de alimentación complementaria entre los niños de 6 a 23 meses de edad en 80 países de ingresos bajos y medios.
Algunas cuestiones metodológicas importantes
Se analizaron encuestas nacionales realizadas desde el año 2010. Los indicadores de alimentación complementaria para niños de 6 a 23 meses incluyeron la diversidad dietética mínima (Minimum Dietary Diversity, MDD), la frecuencia mínima de las comidas (Minimum Meal Frequency, MMF) y la dieta mínima aceptable (Minimum Acceptable Diet, MAD). Se estudiaron las desigualdades entre y dentro de los países utilizando datos sobre el producto interno bruto per cápita relativo (deciles de riqueza), el producto interior bruto per cápita e indicadores socioeconómicos absolutos (ingresos familiares estimados). Respecto a los análisis estadísticos, se incluyó el cálculo del índice de pendiente de la desigualdad, correlaciones de Pearson y modelos de regresión lineal.
Principales resultados de esta investigación
Sólo el 21,3%, el 56,2% y el 10,1% de los 80 países mostraron niveles de prevalencia >50% para los indicadores de la MDD, MMF y MAD, respectivamente. África Occidental y Central mostró la prevalencia más baja para todos los indicadores, mientras que la más alta fue encontrada para América Latina y el Caribe (para MDD y MAD), y Asia Oriental y el Pacífico, en el caso de la MMF. El producto interior bruto per cápita se asoció de forma positiva con la MDD (R2 = 48,5%), la MMF (28,2%) y la MAD (41,4%).
En la mayoría de los países se observaron desigualdades para los 3 indicadores. Las desigualdades a favor de los países con menos recursos se observaron en 2 países para el FMM, y en ninguno para los otros 2 indicadores. Es destacable que la leche materna fue el único tipo de alimento con una distribución favorable en los países con recursos escasos, mientras que los alimentos de origen animal (productos lácteos, alimentos cárnicos y huevos) mostraron una desigualdad más pronunciada en los países pobres. La diversidad dietética mejoró notablemente cuando los ingresos absolutos anuales de los hogares superaron los 20.000 dólares. Los tres indicadores dietéticos mejoraban según la edad y no se observaron diferencias consistentes según sexo.
Fortalezas de este estudio
Entre los puntos fuertes de la investigación realizada por los autores, este es el primer estudio exhaustivo que ha cumplido con las nuevas definiciones de los indicadores de alimentación complementaria en los países de ingresos bajos y medios, y que también estudia las desigualdades relativas y absolutas mediante indicadores socioeconómicos. Además, se ha estudiado en profundidad las desigualdades socioeconómicas según los grupos de alimentos.
Para profundizar
Las prácticas inadecuadas de alimentación complementaria son importantes determinantes de la malnutrición, así como de los procesos de desarrollo durante la infancia e incluso de la mortalidad. A nivel nacional, las intervenciones de salud y de nutrición dirigidas a través de programas a gran escala, junto con programas multisectoriales que promuevan el desarrollo económico, son esenciales para poder actuar sobre las desigualdades. Estas intervenciones y programas deben considerar la prevención de todos los tipos de malnutrición, ser sensibles desde el punto de vista cultural y ser sostenibles mediante la utilización de los recursos locales.
La supervisión periódica de la adecuación de la dieta es un componente esencial para seguir de forma adecuada la evolución hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud y la nutrición, especialmente para contrarrestar el enorme impacto de la pandemia por la COVID-19 respecto a la nutrición infantil.
Conclusión
El seguimiento de los indicadores de alimentación complementaria en todo el mundo y la aplicación de políticas y programas para reducir las desigualdades relacionadas con la riqueza, son esenciales para lograr una N óptima.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información detallada puede entrar en el siguiente enlace:
https://academic.oup.com/jn/advance-article/doi/10.1093/jn/nxab088/6224881