Se ha publicado un artículo en European Journal of Epidemiology sobre la mortalidad cardiovascular atribuible a numerosos factores de riesgo dietéticos en 51 países europeos.
Una cuestión de máxima importancia
El número de muertes atribuibles ha incrementado de 12,3 millones en el año 1990 a más de 17,6 millones en 2016, siendo las enfermedades cardiovasculares (ECV) las más prevalentes. Los principales factores de los estilos de vida que contribuyen a un mayor riesgo de desarrollar ECV son la inactividad física, el tabaco, el abuso del consumo de alcohol y una dieta inadecuada.
En este artículo se analizó la relación entre factores dietéticos aislados y ECV en la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para ello se usó un marco comparativo de evaluación de riesgos del estudio de la carga mundial de enfermedades para estimar la mortalidad por ECV atribuible a la dieta.
Este análisis comprende once formas de ECV, 12 grupos de alimentos y nutrientes y 27 pares de resultados de riesgo en 4 regiones de la carga mundial de morbilidad, incluyéndose 51 países por edad y sexo entre 1990-2016.
Dentro de los grupos de alimentos y nutrientes se detallan los principales factores de riesgo dietéticos, la definición de la exposición (ingesta media diaria del nutriente y las fuentes de los principales alimentos que contienen el nutriente o en el caso de los grupos de alimentos, los alimentos que se incluyen en ese componente) y el nivel de exposición de riesgo mínimo teórico por persona. Fundamentalmente, este último concepto se refiere a las ingestas de ese nutriente o de ese grupo de alimento/ alimento que es considerado el adecuado por persona y por día.
Principales resultados
En 2016, los riesgos dietéticos se asociaron con 2,1 muertes por ECV (intervalo de incertidumbre 95%, 1,7-2,5 millones), en la región europea de OMS. Esta cifra representa el 22,4% de todas las muertes y el 49,2% de las muertes por ECV.
Los factores dietéticos estudiados fueron: dieta baja en cereales integrales, dieta baja en frutos secos y semillas, dieta baja en frutas, dieta alta en sodio, dieta baja en ácidos grasos poliinsaturados (AGP) omega 3 de mariscos, dieta baja en verduras, dieta baja en legumbres, dieta baja en fibra, dieta baja en AGP, dieta alta en carnes procesadas, dieta alta en ácidos grasos trans y dieta alta en bebidas azucaradas.
Los factores de riesgo dietético más destacados fueron los siguientes:
– Dieta baja en cereales integrales (429.000 muertes).
– Dieta baja en frutos secos y semillas (341.000 muertes).
– Dieta baja en frutas (262.000 muertes).
– Dieta alta en sodio (251.000 muertes).
– Dieta baja en ácidos grasos omega 3 (227.000 muertes).
– Dieta baja en verduras (188.915 muertes).
– Dieta baja en legumbres (148.668 muertes).
– Dieta baja en fibra (120.241 muertes).
Por consiguiente, una dieta equilibrada y saludable podría aproximadamente evitar una de cada cinco muertes prematuras.
Por otra parte, a pesar de todos estos datos, las tasas de mortalidad de los últimos 26 años han disminuido: el número absoluto de muertes cardiovasculares relacionadas con la dieta se incrementó de 2010 y 2016 por 25.600 muertes en el caso de Europa Occidental y de 4.300 muertes en Asia Central. Un dato a destacar es que más de 600.000 muertes (casi el 30% de todas las muertes por ECV estuvieron relacionadas con la dieta) se produjeron entre adultos menores de 70 años. La dieta y el establecimiento de una dieta equilibrada es un pilar básico para evitar muertes prematuras mediante el cambio de factores modificables. También este estudio cuenta con un desglose del número de muertes en los 51 países analizados, así como numerosos gráficos según las distintas zonas geográficas y específicos según edad y sexo.
Enlace a la referencia
Para consultar más detalles de este artículo, puede acceder a través del siguiente enlace: https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs10654-018-0473-x