Se ha publicado recientemente en la revista Cancer Science, una revisión narrativa de las evidencias científicas sobre el efecto del ayuno en el cáncer.
A continuación, os mostramos un resumen de la revisión que han elaborado estos autores. La autoría original de esta publicación corresponde a Sagun Tiwari, Namrata Sapkota y Zhenxiang Han.
Para comenzar
El cáncer es una de las enfermedades más complejas y supone un aumento de la morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Según los datos que indican estos autores, afecta a 19,3 millones de personas y en 2020 ha sido la causa casi de 10 millones de muertes a nivel mundial. Debido a los grandes avances en oncología, la extirpación quirúrgica del tumor, la radiación, la quimioterapia y la inmunoterapia, se han convertido en los principales protocolos de tratamiento de esta enfermedad. No obstante, es necesario indicar que el tiempo de supervivencia global y el pronóstico siguen siendo insuficientes y por ello es necesario explorar otros enfoques.
Objetivo, metodología y estructura de esta revisión
Esta revisión examina los ensayos clínicos publicados y en desarrollo que han utilizado el ayuno intermitente para tratar a los pacientes con cáncer, centrándose en la mejora de los resultados del cáncer y en la disminución de los efectos adversos. También los autores han incluido las bases desde el punto de vista biológico para adoptar el ayuno intermitente y prevenir y tratar el cáncer.
Esta revisión narrativa presenta las siguientes partes que son muy interesantes:
- Ayuno, ayuno intermitente y su mecanismo: centrado en el cáncer
- El efecto de la intermitencia en los estudios clínicos sobre el cáncer
- Ayuno, ayuno intermitente y la prevención y el tratamiento en el cáncer.
El papel del ayuno en el cáncer: profundizando en los nuevos hallazgos
Según los autores de esta revisión narrativa, las últimas evidencias indican que el ayuno podría desempeñar un papel muy importante en el tratamiento del cáncer relacionado con las condiciones que limitan el desarrollo y el crecimiento de las células cancerosas. Según las evidencias, se piensa que el ayuno podría incrementar la eficacia de los tratamientos contra esta enfermedad y a su vez podría disminuir los efectos adversos. Según indican los propios investigadores, en la actualidad no se conoce un modelo mecanicista integrado sobre cómo interactúan estos dos sistemas tan complejos. Esta situación tiene como consecuencia una limitación muy importante de la capacidad para comprender, prevenir y tratar el cáncer mediante los enfoques relacionados con el ayuno. En relación con las investigaciones futuras, respecto a la oncología y el metabolismo del ayuno, se hace un especial énfasis, en la necesidad de la realización de estudios clínicos en humanos.
Los autores de esta revisión aconsejan seguir con el estudio de la combinación del ayuno periódico prolongado con un enfoque terapéutico convencional estándar para promover la supervivencia sin cáncer, la eficacia del tratamiento y la reducción de los efectos secundarios en los sujetos que padecen esta enfermedad.
Para saber algo más: el efecto del ayuno en los sistemas corporales
Este artículo contiene varias figuras que merece la pena revisar muy en detalle. La primera de ellas versa sobre el efecto del ayuno prolongado sobre los diferentes sistemas corporales de los sujetos que padecen esta enfermedad, describiendo como el ayuno y la descomposición de las reservas de glucógeno del hígado (en glucosa) y triglicéridos (en glicerol y ácidos grasos libres). El cerebro se adapta de forma muy paulatina utilizando cuerpos cetónicos. Además de la glucosa, el cerebro se adapta de forma progresiva a la utilización de los cuerpos cetónicos para satisfacer las necesidades energéticas, mientras que otros tejidos utilizan los ácidos grasos para obtener esa energía. La gluconeogénesis se alimenta de cuerpos cetónicos creados en el hígado a partir de ácidos grasos, glicerol y aminoácidos durante la fase cetogénica del ayuno.
En la segunda figura del manuscrito, los autores detallan los mecanismos del ayuno en las células cancerosas. El ayuno suprime la glucosa, el IGF1 (insulin-like growth factor 1, factor de crecimiento insulínico tipo 1, también denominado somatomedina C), la insulina, la vía MAPK y la hemo-oxigenasa 1. Adicionalmente al ayuno incrementa numerosos componentes reguladores de la autofagia. El ayuno hace que las células cancerosas liberen numerosas sustancias mediante la fosforilación oxidativa a través de la glucólisis aeróbica. Debido a la respuesta a la quimioterapia, se produce un aumento de las especies reactivas de oxígeno, la activación de p53, los daños en el ADN y en la muerte celular. El ayuno activa el proceso autofágico, que induce la muerte celular a través de diversos mecanismos. También suprime la expresión de CD73 y CD39 y provoca la acumulación de ATP extracelular, lo que inhibe las células Treg y el fenotipo M2 al tiempo que activa las células T citotóxicas CD8+. El ayuno también inhibe la hemoxigenasa 1, acelera la muerte celular y activa los linfocitos T citotóxicos CD8+, que vuelven a impulsar el ciclo de apoptosis.
Conclusión
Debido a la limitada investigación, los efectos del ayuno intermitente en los pacientes con cáncer desde el punto de vista clínico siguen siendo controvertidos. A pesar de las evidencias y las dificultades que conlleva la modificación de los hábitos dietéticos de las personas, el ayuno intermitente sigue siendo un enfoque que tener en consideración en la dieta y en la investigación, debido entre otras cuestiones, a que tiene pocos efectos secundarios y es poco costoso.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace: