Recientemente, se ha publicado en Journal of Nutrition, un artículo realizado en Guatemala sobre la administración de suplementos proteico-energéticos en los primeros años de vida y la reducción de las probabilidades de padecer trastornos mentales en la edad adulta.
A continuación, os mostramos un resumen del artículo de estos autores y algunas de las partes más interesantes. La autoría del artículo original corresponde a Ann M. DiGirolamo, Jithin Sam Varghese, Maria F Kroker-Lobos, Mónica Mazariegos, Manuel Ramirez-Zea, Reynaldo Martorell y Aryeh D. Stein.
Para comenzar
La prevalencia de los problemas de salud mental está creciendo en todo el mundo, junto con la falta de acceso a los tratamientos que se consideran necesarios. Las actuales deficiencias en el tratamiento de estas enfermedades han llevado a estudiar otros métodos alternativos de prevención. Entre todos estos métodos, destacan las investigaciones que vinculan la nutrición y la salud mental, siendo de especial importancia en los países de renta baja y media y con una alta prevalencia de desnutrición. Es necesario mencionar que en América Latina y el Caribe, el cinco por ciento de la población adulta sufre depresión y seis de cada diez personas afectadas no reciben ningún tratamiento de salud mental.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio ha sido examinar si la exposición a un suplemento nutricional proteico-energético durante los primeros 1000 días de vida, podía reducir las probabilidades de desarrollar trastornos mentales en la edad adulta en población de Guatemala, en comparación con la recepción de un suplemento bajo en energía y sin proteínas o con la suplementación fuera de la ventana de los 1000 días.
Algunas cuestiones metodológicas importantes
Para realizar esta investigación, se utilizaron los datos de los participantes (n=1249) pertenecientes a una cohorte longitudinal de suplementos proteínicos y energéticos (en el comienzo de la vida, datos de la suplementación de 1969-77 en edades de 0-7 años; y en el curso de la vida, datos de resultados del seguimiento de 2017-2018 en edades de 40-57 años). Para estudiar estos efectos, se examinaron asociaciones entre la nutrición en los primeros 1000 días y la angustia mental en la edad adulta (WHO Self-Reporting Questionnaire, SRQ-20), controlando por numerosas variables de la vida temprana y del estrés en la vida actual. Las variables del curso de la vida se examinaron como posibles mediadores de esta relación. Desde el punto de vista estadístico, se utilizaron modelos lineales mixtos generalizados y modelos lineales mixtos de Poisson.
Principales resultados
Tanto la suplementación parcial como la completa con Atole durante los primeros 1000 días, respectivamente, se asociaron con un 63% (intervalo de confianza, IC del 95%: 0,16 – 0,87) y un 56% (IC del 95%: 0,19 – 1,03) menos probabilidades de padecer trastornos mentales en la edad adulta. Es importante mencionar que los resultados no fueron diferentes en relación con el sexo. Estas relaciones inversas se mantuvieron relativamente sin cambios (OR parcial = 0,34; IC 95%: 0,14 – 0,83); OR = 0,38; IC del 95%: 0,16, 0,92) después de ajustar los modelos para controlar por el posible efecto confusor de las variables de la vida temprana y del curso de la vida, incluido el estrés vital.
El atole estaba compuesto por 13,5 g de incaparina (una papilla nutritiva con alto contenido de proteína vegetal y moderado contenido energético muy aceptado en Guatemala), 21,6 g de leche desnatada en polvo y 9 gramos de azúcar. La composición nutricional de este preparada cuenta con un total de 163 kcal de energía y 11,5 g de proteínas por porción de 180 ml/taza.
Para profundizar
Es necesario mencionar las principales fortalezas y limitaciones de esta investigación tan interesante para conocer un poco más sobre este estudio. Los puntos fuertes de la investigación de estos autores son el carácter experimental del diseño, la naturaleza longitudinal de los datos recogidos desde la etapa prenatal hasta la edad adulta, la amplitud y la calidad de los datos sobre la nutrición, las variables de la vida temprana, del curso de la vida, del estrés y de la angustia en la edad adulta y el uso de varias medidas estandarizadas.
En relación con las limitaciones, estas incluyen una medición única de la angustia mental en la edad adulta y la falta de estudios rigurosos que examinen la validez de las medidas de estrés y angustia en esta población. Sin embargo, ambas medidas se probaron de forma piloto en estas comunidades y se encontraron fuertes relaciones entre ellas. Por otra parte, el estudio carece de poder estadístico para comprobar la heterogeneidad entre la nutrición de la vida temprana y el estrés de la vida adulta. Dado que el objetivo del estudio original era examinar la asociación entre la suplementación proteico-energética y el crecimiento y el desarrollo, los autores no han podido tener disponible medidas neurológicas y de comportamiento en la infancia, lo que limita la capacidad de evaluar de forma completa los efectos de la suplementación en el desarrollo del cerebro, las vías neuronales y el comportamiento en la infancia. Por último, la suplementación se asignó al azar a nivel de grupo y no a nivel individual. Sin embargo, el diseño analítico utilizado por los autores utiliza el modelo de diferencia en diferencia, controla según el período de nacimiento y los efectos fijos de los municipios.
El estudio de estos autores aporta importantes evidencias de los beneficios adicionales para la salud posterior de la suplementación equilibrada con energía y con proteínas durante los primeros 1000 días en entornos en los que la desnutrición es frecuente.
Conclusiones
Según los datos de estos autores, este estudio longitudinal sugiere que la suplementación proteico-energética durante los primeros 1000 días de vida en Guatemala (donde la desnutrición, en particular de tipo proteico-energética es muy prevalente), puede reducir los trastornos mentales en la edad adulta. Esta asociación entre la suplementación temprana y el malestar mental posterior parece producirse directamente, y no indirectamente, a través de variables de como la educación, la riqueza y el estado civil.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalle sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace:
https://academic.oup.com/jn/advance-article/doi/10.1093/jn/nxac005/6509486?login=false