Se ha publicado recientemente en la revista Nutrición Hospitalaria, un editorial de máximo interés sobre la infección por coronavirus SARS-CoV-2 y su relación con el estado nutricional.
Para comenzar
La COVID-19 es una enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 descrito por primera vez en China a finales del año 2019 como un síndrome neumónico similar al ocasionado por otros coronavirus. Su alta infectividad ha producido una tasa de ataque de 86,7% y una mortalidad de 3,28%, lo que ha tenido como consecuencia su propagación en numerosos países de todo el mundo. Más allá del síndrome neumónico, han cobrado relevancia otros cuadros con manifestaciones graves de autoinmunidad, fenómenos trombóticos, afectación cardiaca, renal, neurológica, digestiva y dermatológica.
La colaboración de las sociedades científicas ante la pandemia
Las sociedades científicas regionales, nacionales e internacionales relacionadas con la nutrición clínica, entre ellas cabe destacar, ESPEN (European Society for Clinical Nutrition and Metabolism), ASPEN (American Society for Parenteral and Enteral Nutrition), BAPEN (Sociedad Británica de Nutrición Enteral y Parenteral), SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), SENPE (Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo) y SANCYD (Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética), han publicado sus recomendaciones basadas en la experiencia procedente de anteriores epidemias adaptándolas a la actualidad. Todas estas sociedades recomiendan seguir una dieta hipercalórica e hiperproteica y en que se deben detectar precozmente los pacientes en riesgo de desnutrición. A medida que se conocían más los efectos del virus, se han comenzado a estudiar otros síntomas habituales como la anosmia (pérdida total del olfato), la disfagia (dificultad en la deglución) o la pérdida rápida de la masa muscular.
La COVID-19 y el estado nutricional
Los principales efectos adversos de esta enfermedad, provocan un incremento del riesgo de desarrollar desnutrición y sarcopenia. Por lo tanto, el primer gran reto nutricional es la identificación de los pacientes con alto riesgo de desnutrición.
En la actualidad, las normas en la relación médico-paciente durante la pandemia, han sido básicamente el seguimiento telemático y han provocado que muchos elementos que son considerados necesarios en el contexto de un cribado nutricional, sean obtenidos con mayor dificultad. La COVID-19 ha pasado de ser una enfermedad hospitalaria a una enfermedad comunitaria, con numerosos pacientes seguidos por médicos de familia desde los centros de atención primaria y con la ayuda de herramientas de telemedicina. Estos dos elementos han hecho reevaluar los distintos métodos de cribados nutricionales.
La valoración del estado nutricional en pacientes con COVID-19
Los métodos MUST (Malnutrition Universal Screening Tool), GLIM (Global Leadership Initiative on Malnutrition) y NRS-2002 (Nutritional Risk Screening 2002), permiten cribar la desnutrición y han sido ampliamente estudiados en la literatura científica. En relación con el MUST, fue diseñado por el Malnutrition Advisory Group de la BAPEN y recomendado por la ESPEN y puede ser aplicado a todos los pacientes adultos en cualquier nivel de asistencial. En cuanto al NRS-2002, es la herramienta de cribado recomendada por la ESPEN para pacientes hospitalizados e incluye los mismos componentes del MUST más una puntuación por la gravedad de la enfermedad para reflejar el incremento de los requerimientos nutricionales. Estas herramientas en ocasiones son difíciles de aplicar y las condiciones actuales afectan a su sensibilidad (probabilidad de clasificar correctamente a un individuo enfermo, es decir, la probabilidad de que para un sujeto con desnutrición sea clasificado como que padecen desnutrición).
Según los autores de esta editorial, por su facilidad de uso en telemedicina, por su versatilidad y por sus características intrínsecas, el método de cribado SNAQ (Short Nutritional Assessment Questionnaire), en sus diversas formas, es uno de los que ha sido más útil en la detección de los pacientes con mayor riesgo de desarrollar complicaciones desde un punto de vista nutricional. Este instrumento es un protocolo de cribado desarrollado por el Grupo Holandés de lucha contra la desnutrición, que consta de tres versiones (para pacientes hospitalizados, en residencias y ambulatorios >65 años) y ha sido validado en diferentes poblaciones. En los pacientes con COVID y que estén graves y en alto riesgo nutricional, el acceso y la fórmula enteral han sido uno de los temas más discutidos. Las distintas modalidades ventilatorias, las largas estancias en UCI y en las plantas de hospitalización, han determinado el soporte nutricional en estos pacientes.
Dada la estrecha relación entre un aporte vitamínico adecuado y el sistema inmune, algunas vitaminas se han propuesto como posibles tratamientos para la COVID-19, siendo la vitamina D uno de los micronutrientes que podría ayudar a prevenir la enfermedad. Sin embargo, la evidencia actual no permite recomendar su suplementación de forma generalizada.
El estado nutricional después de esta grave enfermedad
Se debe reflexionar sobre el estado nutricional en la era posCOVID-19. Esta etapa va a estar condicionada a la situación socioeconómica tan compleja a la que se enfrenta toda la comunidad y con ello a un aumento de las desigualdades. El deber de la comunidad científica es ofrecer una opción nutricional eficaz a todos los grupos poblacionales adaptada a sus posibilidades, permitiendo a las personas en una situación económica desfavorecida realizar una alimentación adecuada. Esta consideración debe ser crucial ya que si no, se incrementarán otras enfermedades crónicas de alta prevalencia como la desnutrición, la obesidad, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial y la dislipemia, condiciones asociadas a numerosos factores dietéticos y de los estilos de vida.
Conclusión
En el paciente COVID-19 el despistaje de la desnutrición y las recomendaciones nutricionales específicas deben ser actuaciones básicas, independientemente de cual sea el lugar donde esté siendo atendido el enfermo (desde urgencias, medicina interna, UCI, centros de salud de atención primaria o residencias de personas mayores). Es deber de la comunidad científica orientar las indicaciones nutricionales que deben recibir los pacientes con COVID-19, en caso de que se detecte riesgo o presencia de malnutrición.
Enlace a la referencia
Para acceder al editorial completo y obtener más información, puede consultar el siguiente enlace:
https://www.nutricionhospitalaria.org/articles/03184/show