Recientemente se ha publicado en la revista Br J Sports Med, un artículo sobre el riesgo que conlleva la inactividad física en relación con las complicaciones por la COVID-19. Estos resultados se basan en un estudio con casi 50.000 pacientes adultos.
Para comenzar
Durante la pandemia, se ha aconsejado a la población que permanezca en casa y que las personas eviten el contacto con otros individuos que no viviesen a su hogar. Los cierres y otras medidas de restricción han limitado el acceso a gimnasios, parques y otros lugares donde las personas pueden practicar actividad física (AF). En los Estados Unidos, la educación sobre los beneficios de la AF y los consejos para mantener o aumentar la AF durante la pandemia, ha sido un tema que no se le ha prestado la suficiente atención.
Aunque los niveles de AF antes de la pandemia eran insuficientes, las medidas de control de la pandemia han tenido la consecuencia (de forma involuntaria) de reducir la AF aún más. En este estudio, se ha utilizado un registro de salud electrónico que recopiló los comportamientos de AF autoinformadas antes de la pandemia para evaluar si el cumplimiento sistemático de las pautas antes del diagnóstico se asocia con resultados más favorables de la COVID-19 entre los adultos infectados. Por ello, los autores indicaban que si se demuestra que la AF regular es un comportamiento protector contra la COVID-19, se debería hacer un esfuerzo para permitir y fomentar la práctica frecuente de AF para proteger a los individuos de las complicaciones por la COVID-19.
Objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio fue comparar las tasas de hospitalización, los cuidados intensivos (UCI) y la mortalidad de los pacientes con la COVID-19 que eran inactivos, que realizaban actividad o que cumplían con las pautas de AF.
Principales cuestiones metodológicas
Se identificaron 48.440 pacientes adultos con un diagnóstico de COVID-19 desde el 1 de enero de 2020 hasta el 21 octubre de 2020, con al menos tres mediciones de ejercicio entre el 19 de marzo de 2018 y el 18 de marzo 2020. Se utilizó la información autodeclarada de cada paciente con la categoría de AF declarada (inactivo=0-10 min/ semana, algo de AF = 11-149 min/semana, práctica de AF = >150 minutos/semana) con el riesgo de hospitalización, ingreso en la UCI y muerte tras el diagnóstico de COVID-19 diagnóstico. Respecto a las cuestiones estadísticas, se realizaron modelos de regresión logística multivariante controlando por variables demográficas y los factores de riesgo conocidos para evaluar si la inactividad física estaba asociada con los resultados de la COVID-19.
Algunos resultados importantes
Los pacientes con COVID-19 que eran inactivos presentaban un mayor riesgo de hospitalización (Odds Ratio, OR = 2,26; intervalo de confianza, IC del 95%: 1,81 – 2,83), de ingreso en la UCI (OR = 1,73; IC del 95%: 1,18 – 2,55) y de muerte (OR = 2,49; IC del 95%: 1,33 – 4,67) por COVID-19, en comparación con los pacientes que cumplían con las pautas de AF. Los pacientes que fueron inactivos también presentaron un riesgo superior de hospitalización (OR = 1,20; IC del 95%: 1,10 – 1,32), de ingreso en la UCI (OR = 1,10; IC del 95%: 0,93 – 1,29) y de muerte (OR =1,32; IC del 95%: 1,09 – 1,60) por la COVID-19 que los pacientes que realizaban alguna AF.
¿Cuáles son los principales hallazgos encontrados en esta investigación?
- Los pacientes con COVID-19 que estuvieron eran inactivos durante los 2 años anteriores a la pandemia, fueron más propensos a ser hospitalizados, ingresar en la UCI y a fallecer que los pacientes que cumplían con las recomendaciones de AF.
- Además de la edad avanzada y los antecedentes de trasplante de órganos, la inactividad física fue el factor de riesgo más fuerte en relación con las complicaciones por la COVID-19.
- El cumplimiento de las recomendaciones de AF se asoció con beneficios importantes. Incluso los sujetos que solo realizaban algo de AF presentaron un riesgo menor de complicaciones graves por la COVID-19 (incluyendo la muerte) que los que eran inactivos.
¿Cómo podría repercutir estos resultados en la práctica clínica en el futuro?
- El potencial de la práctica de AF de forma habitual puede disminuir la gravedad de la COVID-19. Por consiguiente, la realización de AF debe ser promovida por los sanitarios y por los organismos de salud pública.
- Las recomendaciones de control de la pandemia deben incluir directrices sobre la práctica de AF para todos los grupos de población.
Conclusión
El cumplimiento de las recomendaciones de actividad física se ha asociado de forma fuerte con un riesgo menor de complicaciones graves por la COVID-19. Los autores de esta investigación recomiendan que los organismos de salud pública den prioridad a la promoción de la actividad física, así como que den importancia a la práctica de ejercicio físico desde la atención médica rutinaria.
Enlace a la referencia
Para acceder al texto completo y obtener más información, puede acceder al siguiente enlace:
https://bjsm.bmj.com/content/early/2021/04/07/bjsports-2021-104080