Se ha publicado recientemente un artículo corto en la revista The Lancet sobre el impacto de la COVID-19 en relación con la malnutrición infantil y la mortalidad relacionada con la nutrición.
Para comenzar
La crisis social y económica mundial sin precedentes desencadenada por la pandemia de la COVID-19, está planteando graves riesgos relacionados con el estado nutricional y con la supervivencia de los niños pequeños en los países de bajos y medianos ingresos. Es especialmente preocupante, el aumento de la malnutrición que se prevé en la población infantil, debido fundamentalmente a la disminución de los ingresos de los hogares, los cambios en la disponibilidad y en la asequibilidad de los alimentos nutritivos, así como las interrupciones de los servicios de salud, la nutrición y la protección social.
Algunos datos importantes: efectos durante la pandemia
Una de cada diez muertes de niños menores de 5 años en los países de bajos y medianos ingresos, es atribuible a un grave problema debido a que los niños corren un riesgo mayor de mortalidad por enfermedades infecciosas.
Las modificaciones en los sistemas económicos, alimentarios y sanitarios, debido a la pandemia por la COVID-19, se espera para siga provocando un incremento de todas las formas de malnutrición. Las estimaciones de la investigación internacional sobre el Instituto de Políticas Alimentarias, sugieren que debido a la pandemia, 140 millones de personas, podrían vivir en pobreza extrema con menos de 90 dólares al día.
Según el Programa Mundial de Alimentos, el número de personas en los países de bajos y medianos ingresos, que se enfrentan a la inseguridad alimentaria casi se duplicará hasta los 265 millones al final del año 2020. Se espera un descenso fuerte en el acceso a los servicios de salud y nutrición, similares a los que se vieron durante el brote de la enfermedad del virus del Ébola.
Al principio de la pandemia de COVID-19, UNICEF estimó una reducción general del 30% en los gastos esenciales para la cobertura de los servicios de nutrición, alcanzando el 75-100% durante el confinamiento, incluso en países desfavorecidos en los que existen crisis humanitarias.
En 2017, el Banco Mundial estimó que 7.000 millones de dólares al año serían necesarios durante más de 10 años para alcanzar el objetivo de la sostenibilidad global según los objetivos de desarrollo relacionados con la materia de nutrición.
El futuro de la malnutrición después de la pandemia
Se espera que la pandemia de la COVID-19 aumente el riesgo de todas las formas de malnutrición. Las estimaciones que se presentan en este artículo son probablemente conservadoras, dado que la duración de esta crisis es desconocida y sus efectos en la alimentación, en la salud y en la protección social de los sistemas, no se han realizado en la actualidad. La interrupción de algunos servicios de salud durante los meses de confinamiento y de restricciones horarios, ha podido comprometer la salud y la mortalidad materna e infantil, así como favorecer algunas cuestiones relacionadas con los sistemas económicos y alimentarios.
Las proyecciones enfatizan la necesidad crucial de que se implanten numerosas las medidas para proteger la nutrición infantil dictadas por los líderes de las Naciones Unidas. Estas acciones requieren una rápida movilización de los recursos en un momento en que la mayoría de las economías están presentando consecuencias relacionadas con la COVID-19.
Los análisis de este consorcio examinarán una serie de dietas y los resultados en nutrición en las mujeres y en los niños pequeños, así como proporcionar asesoramiento consensuado sobre las medidas multisectoriales y los recursos necesarios para recuperar y mantener una nutrición óptima ahora y en el futuro.
Conclusiones
Otras formas de malnutrición, entre las que se incluyen la malnutrición infantil, el retraso en el crecimiento y la desnutrición debido a la deficiencia de micronutrientes, se esperan que se incrementen en los próximos meses. El profundo impacto de la pandemia por la COVID-19 en relación con la nutrición en los primeros años de vida, podría tener un efecto intergeneracional con consecuencias para el crecimiento y en el desarrollo de los niños y los impactos de por vida en la educación, así como el incremento del riesgo de enfermedades crónicas.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información, puede consultar el siguiente enlace:
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31647-0/fulltext