La semana pasada se ha publicado en la prestigiosa revista «New England Journal of Medicine» un editorial sobre los determinantes del riesgo para desarrollar obesidad infantil.
De acuerdo con los datos del editorial, la proporción de grasa corporal de un recién nacido a término incrementa desde un 10-14% (al nacer) a un 25-30% (a los 6 meses de edad) y, como consecuencia, produce un aumento del 30 % en el índice de masa corporal (IMC). El comportamiento del IMC es el siguiente:
- Alcanza su máximo nivel entre los 6 y los 12 meses de edad
- Entre los 5-6 años disminuye
- Posteriormente, se produce una especie de «rebote adiposo» o aumento progresivo a lo largo de la infancia y adolescencia. En caso de que este «rebote adiposo» suceda de una forma temprana o exagerada, según un gran número de estudios, representa un riesgo de padecer obesidad en la infancia tardía y en la adolescencia. Un «rebote» temprano también está asociado a una menarquia precoz (en niñas), intolerancia a la glucosa y al síndrome metabólico en la edad adulta.
Seguimiento del IMC desde nacimiento a la adolescencia
Dentro de este editorial, merece atención un artículo sobre el IMC en la primera infancia y el riesgo de obesidad continuada. Este trabajo estudió la dinámica del IMC desde el nacimiento hasta la adolescencia y la posible susceptibilidad de desarrollar obesidad en el futuro. Se analizó el IMC de más de 50,000 niños, con datos disponibles durante su infancia y la adolescencia, valorándose el aumento del IMC anual.
Los principales resultados de este estudio, mostraron los siguientes puntos interesantes:
• Los adolescentes situados en normopeso siempre habían mantenido un peso dentro de la normalidad.
• Más de la mitad de los adolescentes con obesidad (53%) habían padecido sobrepeso u obesidad desde los 5 años en adelante.
• Casi el 90% de los niños obesos a los 3 años de edad presentaron sobrepeso u obesidad en la adolescencia.
• Entre los adolescentes que padecían obesidad, el periodo con el incremento más acelerado del IMC ocurrió entre los 2 y los 6 años.
• Un incremento acelerado del IMC durante la edad preescolar (pero no durante la etapa escolar) fue asociado con un riesgo de sobrepeso y obesidad en la adolescencia 1.4 veces mayor al riesgo que presenta un niño con un IMC estable.
• La tasa de sobrepeso u obesidad en la adolescencia fue mayor entre los niños que habían nacido con más peso para la edad gestacional (43.7%) que los que tuvieron peso normal para la edad gestacional (28.4 %) o incluso bajo (27.2 %). Para un niño «grande» para su edad gestacional el riesgo de padecer obesidad en la adolescencia es 1.55 veces mayor al de los otros dos grupos.
Conclusión:
Este estudio longitudinal encontró que la obesidad que ocurre en la edad temprana, una vez presente, persiste en la adolescencia. La ganancia de peso más excesiva ocurre entre los 2 y los 6 años de edad y, como consecuencia, la ganancia continúa, aunque a una menor velocidad, dando como resultado un mayor grado de obesidad en la adolescencia.
El acceso a este editorial, se puede consultar en el siguiente enlace: https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMe1811305
Para consultar el artículo completo, se puede acceder al siguiente enlace: https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1803527