En el contexto del estudio Feel4Diabetes, se ha publicado recientemente, en la revista Pediatric Obesity, una investigación original sobre las asociaciones transversales y longitudinales entre la frecuencia de las comidas en familia y el sobrepeso u obesidad infantil en familias con alto riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DMT2).
A continuación, os mostramos un resumen de esta investigación. La autoría original de esta publicación corresponde a Lubna Mahmood, Esther M. Gonzalez-Gil, Konstantinos Makrilakis, Stavros Liatis, Peter Schwarz, Sandra Herrmann, Ruben Willems, Greet Cardon, Julie Latomme, Imre Rurik, Sándorné Radó, Violeta Iotova, Natalya Usheva, Tsvetalina Tankova, Eva Karaglani, Yannis Manios y Luis A. Moreno, en nombre del grupo Feel4Diabetes-Study.
Antecedentes
A pesar del creciente interés por la investigación en cuestiones relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, la mayor parte de las investigaciones han analizado la asociación entre las comidas familiares y el peso corporal de los niños, considerando de forma muy específica sólo pacientes sanos, únicamente uno de los sexos o determinadas clases sociales o razas/etnias. Según los autores de esta investigación, hasta donde ellos conocen, faltan estudios que evalúen la relación entre la frecuencia de las comidas familiares y su impacto a lo largo del tiempo en relación con el índice de masa corporal (IMC) de los niños de poblaciones europeas con alto riesgo de desarrollar DMT2.
El objetivo de esta investigación
Este estudio tuvo como objetivo investigar las asociaciones transversales y longitudinales, durante un seguimiento de dos años, entre la frecuencia de las comidas familiares y el sobrepeso u obesidad de los niños en familias con alto riesgo de desarrollar DMT2. Los datos de este estudio están basados en sujetos procedentes de seis países europeos.
Algunas cuestiones metodológicas importantes
En este estudio se incluyeron 989 díadas padre-hijo (con un 52% niñas y un 72% de madres). Los participantes completaron diferente información sobre medidas obtenidas con métodos validados para evaluar la frecuencia de las comidas familiares y distintos parámetros antropométricos. Desde el punto de vista estadístico, los autores aplicaron modelos de regresión multivariable para examinar las asociaciones longitudinales entre la frecuencia de las comidas familiares y el sobrepeso o la obesidad en los niños. Por otra parte, los investigadores realizaron regresiones logísticas para predecir las probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad en función de los cambios en la frecuencia de las comidas familiares durante un período de seguimiento de dos años y los análisis se estratificaron en función del sexo de los niños.
Principales resultados observados
En este estudio, los autores observaron que una alta frecuencia de realizar el desayuno y las cenas familiares se asoció de forma inversa con el IMC de los niños y niñas a los dos años del seguimiento de estos sujetos. Los resultados que encontraron estos autores mostraron una disminución de las probabilidades de tener sobrepeso u obesidad en el seguimiento tanto en los niños, Odds Ratio (OR) de 0,65, intervalo de confianza al 95% (0,41 – 0,96) como en las niñas (OR = 0,53 e intervalo de confianza al 95%, 0,31 – 0,87) que realizaban como mínimo tres desayunos y/o cenas en familia a la semana, de forma basal, en el estudio. Durante el seguimiento de este estudio, el aumento de la frecuencia de desayunos y/o cenas en familia, se asoció a una menor probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad tanto en niños como en niñas
Por consiguiente, esta investigación encontró que la realización de forma muy frecuente de algunas comidas en familia, especialmente en el caso de las ingestas concretas de los desayunos y/o de las cenas, pero no de los almuerzos, se asocia de forma inversa con el IMC en niños en los análisis transversales, tanto al inicio del estudio como en el seguimiento. Además, el hecho de compartir desayunos y/o cenas en familia tres o más veces por semana (característica observada de forma basal en la investigación) se asoció de forma significativa con una disminución de las probabilidades de desarrollar sobrepeso u obesidad a los 2 años de seguimiento. Adicionalmente, el aumento de la frecuencia de los desayunos y/o cenas familiares durante un periodo de 2 años, se asoció con menores probabilidades de sobrepeso u obesidad a lo largo del tiempo en niños y niñas de familias con alto riesgo de desarrollar DMT2.
Los resultados de este estudio han sugerido que las niñas tienden a consumir más comidas en familia que los niños. Según los autores de esta investigación, cabe destacar que ningún estudio anterior había evaluado la frecuencia de las comidas en familia en función del sexo de los niños, por lo que no se pudo realizar una comparación directa. Los investigadores indican que una explicación podrían ser las diferencias de género en los comportamientos alimentarios y sociales. Como ejemplo citan que es posible que las niñas participen más en la cocina con sus madres y en otras tareas relacionadas con la alimentación, como la preparación de las comidas y en poner la mesa. Según algunos autores, las niñas disfrutan más de las comidas en familia y con amigos que los niños, y estas diferencias podrían observarse desde la primera infancia. En otras investigaciones se ha observado que, por ejemplo, los niños del Reino Unido comían menos en familia, tendían a comer más fuera de casa y consumían más comida para llevar, en comparación con las niñas.
Para saber algo más: las fortalezas de esta investigación
Los autores han indicado que existen varios puntos fuertes de este estudio que es importante mencionar. Hasta donde conocen los autores, este estudio es el primero que examina los efectos a largo plazo, específicos del género, respecto a la frecuencia de todas las comidas familiares de forma individual (es decir, desayuno, comida y cena) en relación con el IMC de los niños. Esta investigación se ha centrado en una población vulnerable específica, familias con alto riesgo de desarrollar DMT2 procedentes de seis países europeos. Las mediciones antropométricas han sido obtenidas por investigadores que estaban bien formados y que utilizaron procedimientos validados y estandarizados para garantizar y aumentar la precisión de las variables de este estudio. Además, la muestra se ha seleccionado a partir de distribución geográfica muy amplia que ha incluido seis países europeos, lo que ha garantizado una diversidad cultural y dietética muy importante.
Conclusión
La frecuencia de los desayunos y/o de las cenas familiares está inversamente asociada con el IMC de los niños en familias con riesgo de DMT2. De forma longitudinal, el aumento a lo largo del tiempo de la frecuencia de las cenas compartidas en familia disminuyó las probabilidades de presentar un IMC más elevado a lo largo del tiempo y al cabo de 2 años. Una mayor frecuencia de cenas compartidas en familia a lo largo del tiempo disminuyó la probabilidads de estar en una categoría superior de IMC al cabo de 2 años. La promoción de una mayor frecuencia de comidas, especialmente desayunos y/o cenas, junto con la familia podría ayudar a prevenir el desarrollo de sobrepeso u obesidad entre los niños. Por consiguiente, las comidas familiares deberían tenerse en cuenta en futuras estrategias dirigidas a reducir el IMC en la población infantil, ya que podría ser una recomendación muy adecuada que se asociaría con cambios positivos, especialmente, entre las familias con alto riesgo de desarrollar DMT2.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace: