El pasado 1 de noviembre se ha publicado en la revista Nutrients un artículo sobre el horario de las ingestas principales del día (desayuno, comida y cena) y su efecto en el control del peso.
Introducción
El tratamiento para prevenir el desarrollo de la obesidad ha cambiado de forma muy importante a lo largo del tiempo. Hasta la década de 1960, las dietas hipocalóricas eran prácticamente, el único tratamiento que se recomendaba. En la actualidad, la evidencia científica resalta que los cambios en los hábitos de alimentación y la práctica de actividad física son esenciales como estrategias para reducir el exceso de peso. Sin embargo, se sabe poco acerca de otros factores causales que puedan ejercer otros efectos.
El objetivo de esta revisión fue analizar el horario en el que se realizaban las tres comidas principales del día, y sus efectos en el metabolismo, en la tolerancia a la glucosa y en otros factores relacionados con la obesidad.
Esta revisión, ha tenido la finalidad de identificar las mejores estrategias de alimentación que puedan contribuir a reducir la prevalencia de la obesidad.
Resultados principales
Según los resultados de los estudios de esta revisión, se observó que las personas que omitían el desayuno, presentaron un mayor riesgo de desarrollar obesidad. En relación con la hora en la que se realiza la comida, comer después de las 15 h, podría dificultar la pérdida de peso, principalmente en aquellas personas que presentan una variante genética específica en las células del tejido adiposo. Además, la distribución de la ingesta de energía entre las comidas, podría ser un factor importante en la pérdida de peso. Se observó que los sujetos que realizaron un desayuno ligero y una cena copiosa perdieron significativamente menos peso que aquellos que comieron un desayuno abundante y una cena liviana. Por último, con relación a la hora de la cena, varios estudios han observado que cenar tarde, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico.
Por otra parte, se observó que el cronotipo individual es importante en el desarrollo de la obesidad. En los cronotipos nocturnos, que comen de noche (dos horas antes de dormir), la probabilidad de ser obeso aumenta cinco veces, mientras que en los cronotipos matutinos, con una ingesta calórica alta durante las horas de la mañana (dos horas después de despertar), la probabilidad de ser obeso disminuye en un 50%. También, se ha descrito en algunos estudios de heredabilidad realizados en gemelos, que el horario del desayuno es hereditario, mientras que el horario de la cena es más cultural y fácil de modificar. Es importante recalcar que depende principalmente de la genética, que una persona sea de tipo vespertino o mañanero. Sin embargo, el riesgo metabólico que caracteriza a los cronotipos nocturnos no es genético, sino que se basa en que suelen seguir hábitos dietéticos menos saludables.
Conclusión
Según los resultados de los estudios encontrados en esta revisión, modificar el horario en el que comemos podría ser de forma potencial, una estrategia para el tratamiento de la obesidad. Sin embargo, se debe considerar que la mayoría de los estudios realizados han sido observaciones, siendo necesario realizar más ensayos clínicos en humanos.
Enlace a la referencia
Para consultar el artículo a texto completo y obtener más información, puede acceder al siguiente enlace: https://www.mdpi.com/2072-6643/11/11/2624/htm?sfns=mo