Se ha publicado en la revista Plos Medicine, un estudio sobre el efecto de caminar (medido mediante podómetro), recopilando los resultados del seguimiento prospectivo durante 4 años de dos ensayos controlados aleatorizados (ECA) con datos rutinarios de atención primaria.
Para comenzar
En el conocimiento científico actual, faltan datos de ECA sobre actividad física con un seguimiento a largo plazo tanto de los niveles de actividad física medidos de forma objetiva como de los resultados en salud. Se han realizado dos intervenciones basadas en caminar y en la medida de podómetros durante 12 semanas desde atención primaria en sujetos adultos (datos de los ECA, PACE-UP y PACE-Lift). En estos estudios se han encontraron incrementos de forma sostenida de la actividad física medida de forma objetiva a los 3 y 4 años, respectivamente.
Objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio fue evaluar los efectos de la intervención de dos ECA sobre los resultados de salud a largo plazo relevantes en relación con caminar, utilizando datos rutinarios recopilados en atención primaria.
Algunas cuestiones metodologícas
La asignación al azar se produjo entre octubre de 2012 a noviembre de 2013 para los participantes del estudio PACE-UP y de octubre de 2011 a octubre de 2012 para los participantes del PACE-Lift. Se descargaron datos de atención primaria, enmascarados para la asignación como grupo intervención o como grupo control, para 1001 sujetos pertenecientes al PACE-UP de entre 45-75 años, un 36% (n=361) de hombres y de 296 individuos pertenecientes al PACE-Lift, de 60 a 75 años, un 46% (n=138) hombres.
Para este estudio fueron contabilizados nuevos eventos en todos los participantes, incluidos aquellos con enfermedades preexistentes (a parte de la diabetes, enfermedad por la cual se excluyeron los casos existentes): enfermedades cardiovasculares no fatales, enfermedades cardiovasculares totales (incluso mortales), diabetes incidentes, depresión, fracturas y caídas.
Desde el punto de vista estadístico, los efectos de la intervención en el tiempo hasta el primer evento posterior a la asignación al azar se estudiaron utilizando modelos de regresión de Cox para todos los resultados, excepto para las caídas, que se utilizaron modelos de regresión binomial negativa para permitir múltiples eventos, ajustando los modelos por edad, sexo y el estudio. Se estimaron las reducciones de riesgo absoluto (Absolute Risk Reductions, ARR) y los sujetos necesarios a tratar (Numbers Needed to Treat, NNT).
Algunos resultados importantes
Los datos disponibles pertenecieron a 1297 sujetos, 98% de la muestra inicial (1321 participantes del ECA). Las tasas de eventos fueron bajas (<20 por grupo) para los resultados, a parte de las fracturas y de las caídas.
Los Hazard Ratio de Cox para el tiempo hasta el primer evento después de la asignación al azar para las intervenciones frente al grupo control fueron:
- Para enfermedades cardiovasculares no fatales, HR = 0,24 (intervalo de confianza, IC del 95%: 0,07–0,77, valor p = 0,02).
- Para enfermedades cardiovasculares totales, HR = 0,34 (IC del 95%: 0,12–0,91, valor p = 0,03).
- Para diabetes, HR = 0,75 (IC 95%, 0,42–1,36, valor p = 0,34).
- Para depresión HR = 0,98 (IC 95%, 0,46–2,07, valor p = 0.96).
- Para fracturas HR = 0,56 (IC 95%, 0,35–0,90, valor p = 0.02).
El índice de tasa de incidencia según los modelos binomiales negativos para caídas fue de 1,07 (IC 95%, 0,78–1,46, valor p = 0,67). El ARR y el NNT para los eventos cardiovasculares no fatales fueron 1,7% (IC 95% 0,5% –2,1%), NNT = 59 (IC 95% 48–194); total 1,6% (IC 95% 0,2%–2,2%), NNT = 61 (IC 95% 46–472); y para fracturas 3,6% (IC 95% 0,8%–5,4%), NNT = 28 (IC 95% 19–125).
Según los autores, las principales limitaciones de este estudio fueron que las tasas de eventos eran bajas y solo se contabilizaron los eventos registrados en los registros de atención primaria. Sin embargo, cualquier subregistro no habría diferido según la intervención y, por lo tanto, no debería haberse producido sesgos.
¿Por qué se realizó este estudio?
A continuación, se describen las principales razones por las que se realizó este
estudio:
- Los beneficios para la salud de las intervenciones con actividad física requieren aumentos de forma sostenida de los niveles de actividad. Hay evidencia de que incrementos medidos de forma objetiva a largo plazo en la práctica de actividad física mejoran la salud, pero faltan estudios de los efectos sobre los resultados en salud.
- Los datos rutinarios de los registros de atención primaria pueden proporcionar medidas robustas de resultados en salud. Sin embargo, se han usado poco en la evaluación de las intervenciones de actividad física.
¿Qué encontraron los investigadores?
Dos intervenciones desde atención primaria rutinarias durante 12 semanas basadas en la utilización de podómetro en personas entre 45-75 años, produjo un incremento de los niveles medidos de forma objetiva de actividad física de moderada a vigorosa en un tercio de los individuos respecto a los niveles basales y a los 3-4 años. Estos aumentos se asociaron con disminuciones significativas tanto en eventos cardiovasculares (ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, etc.) como en las fracturas a los 4 años.
Aproximadamente, 60 personas necesitan recibir la intervención de caminar para prevenir un evento relacionado con la enfermedad cardiovascular y aproximadamente 28 personas, para prevenir una fractura.
¿Qué significan estos hallazgos?
Las intervenciones rutinarias a corto plazo basadas en podómetros, pueden ayudar a adultos y a personas mayores a lograr no solo incrementos sostenidos en la actividad física sino también importantes beneficios para la salud a largo plazo.
Los datos rutinarios desde atención primaria proporcionan de forma eficiente, un seguimiento a largo plazo de los resultados de estos ensayos para evaluar los resultados en salud a más largo plazo.
Conclusión
Según este estudio con datos de atención primaria, las intervenciones de caminar basadas en la utilización de podómetros a corto plazo, disminuye de forma significativa los eventos cardiovasculares y las fracturas a los 4 años de seguimiento. Esta estrategia puede producir beneficios para la salud a largo plazo, siendo recomendable usarse de forma más amplia para ayudar a abordar el desafío del sedentarismo a nivel de salud pública.
Enlace a la referencia
Para más información y consultar el artículo completo, puede acceder al siguiente enlace: https://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1002836