Se ha publicado recientemente en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, un ensayo controlado aleatorizado (ECA) con una duración de 12 semanas, en sujetos que padecen obesidad abdominal, en relación con los efectos metabólicos divergentes de dos dietas con restricción energética (RE) que diferían en su calidad nutricional.
A continuación, os mostramos un resumen del artículo de estos autores y algunas de las partes más interesantes. La autoría del artículo original corresponde a Sophie Schutte, Diederik Esser, Els Siebelink, Charlotte J.R. Michielsen, Monique Daanje, Juri C. Matualatupauw, Hendriek C. Boshuizen, Marco Mensink y Lydia A. Afman.
Antecedentes
A pesar de la relación establecida entre la RE y la salud metabólica, la composición de nutrientes más beneficiosa de una dieta para perder peso sigue objeto de debate. Una estrategia dietética con evidencia de su eficacia en este contexto es la RE diaria cuyo objetivo suele ser una restricción de entre el 10 y el 40% de las de las necesidades energéticas estimadas de los individuos con sobrepeso u obesidad. Los estudios han demostrado que los factores de riesgo cardiometabólicos, como la presión arterial, la dislipidemia y las medidas relacionadas con la sensibilidad a la insulina, suelen mejorar tras una pérdida del 5% del peso corporal inicial.
Objetivos
El objetivo de este estudio fue examinar los efectos adicionales de la calidad de los nutrientes además de la RE.
Metodología
Los autores de esta investigación llevaron a cabo un estudio de intervención dietética de diseño paralelo de 12 semanas de duración. Los participantes de entre 40 y 70 años que tenían obesidad abdominal fueron distribuidos de forma aleatoria en tres grupos:
• una dieta con una RE del 25 de alta calidad nutricional (n=40);
• una dieta con una RE del 25% de baja calidad nutricional (n=40);
• o una dieta habitual (n=30).
Ambas dietas de RE eran nutricionalmente adecuadas, la dieta de RE de alta calidad nutricional estaba enriquecida en ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados omega 3, fibra y proteínas vegetales y también, estaba reducida en fructosa. Antes y después de la intervención se evaluaron los lípidos intrahepáticos, la distribución de la grasa corporal y las respuestas en ayuno y postprandiales, para observarse posible cambios en los factores de riesgo cardiometabólico, las lipoproteínas, las mediciones vasculares y el transcriptoma del tejido adiposo.
Principales resultados
En la dieta con RE y de alta calidad se observó una disminución de 8,4 kg, lo que produjo una reducción de 2,1 kg más en la pérdida de peso (valor p = 0,007) que la dieta con RE de baja calidad (-6,3 kg), redujo el colesterol total sérico en ayunas (valor p = 0,014) y los triglicéridos plasmáticos (valor p <0,001). Esta dieta con alta calidad nutricional promovió un perfil de lipoproteínas antiaterogénico e indujo una disminución más pronunciada de la expresión genética del tejido adiposo de las vías del metabolismo energético en comparación con la dieta con RE de baja calidad. Los análisis exploratorios mostraron que la diferencia en la pérdida de peso entre ambas dietas con RE se daba de forma específica en los sujetos con sensibilidad a la insulina (HOMA-IR ≤ 2,5), en los que la dieta de alta calidad de nutrientes produjo una pérdida de peso de 3,9 kg más que la dieta de baja calidad nutricional.
Para profundizar
Hay que destacar en esta investigación numerosos puntos fuertes. El estudio de estos autores tenía un muestra de gran tamaño y relativamente hubo pocos sujetos que abandonaron. La intervención dietética de esta investigación, se pauto de forma factible, adaptada a la vida real y las visitas semanales produjeron provocaron un alto grado de cumplimiento, como se ha podido observar en la ingesta y en la pérdida de peso que han sido declaradas. Estos resultados pueden ser generalizables a una población amplia, ya que los autores incluyeron tanto a hombres como a mujeres con un fenotipo metabólico común, ya que, al menos en los Países Bajos, más de la mitad de la población de mediana edad presenta sobrepeso.
Adicionalmente, los autores indican que esta investigación podría presentar un sesgo potencial asociado al hecho de que el análisis no fuera por intención de tratar y otro sesgo asociado con el hecho de que los sujetos y los dietistas no podían ser cegados. En el caso de este estudio, es necesario mencionar que la ingesta dietética autodeclarada siempre conlleva un grado de incertidumbre y que puede haber contribuido a la diferencia relativamente grande en la pérdida de peso entre las dietas. Además, muchas otras variables contribuyen a la relación sumamente compleja entre la ingesta calórica y la pérdida de peso real, incluyendo la saciedad, el gasto energético, la tasa metabólica y la cantidad de energía metabolizable. Los investigadores también han intentado tener en cuenta la mayoría de estas variables, pero aun así concluyen que los hallazgos sobre la pérdida de peso son notables y que fomentar el debate y que es necesario que siga la discusión sobre si una caloría es una caloría.
Conclusión
Una dieta de alta calidad nutricional con una RE del 25% es más beneficiosa para la salud cardiometabólica que una dieta con la misma RE, pero de baja calidad nutritiva. Los pacientes con sobrepeso y con alteraciones del control glucémico pueden beneficiarse más de una dieta de alta calidad nutricional que de una dieta de baja calidad nutricional respecto a la pérdida de peso, debido a la potencial disminución de la síntesis de lípidos inducida por la glucosa en el tejido adiposo.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalle sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace:
https://academic.oup.com/ajcn/advance-article/doi/10.1093/ajcn/nqac025/6518280