Dormir poco puede aumentar el riesgo de obesidad
Se ha publicado en la revista Obesity Research and Clinical Practice una revisión sistemática (RS) y un meta-análisis sobre la duración del sueño y la obesidad en adultos.
Para comenzar
Una duración corta y larga del sueño se ha asociado con un incremento del riesgo de obesidad en niños y adolescentes. La evidencia científica respecto a los adultos es más variada, debido a las relaciones entre factores biológicos y psicosociales que subyacen a estas asociaciones y qué en gran medida son en su mayoría, desconocidos.
Objetivo de esta investigación
El objetivo de esta revisión fue resumir de forma cualitativa y cuantitativa los estudios sobre la duración del sueño como un factor predictor de la obesidad en los adultos para proporcionar una actualización y aclarar las relaciones más controvertidas hasta la actualidad.
Algunas cuestiones metodológicas
Los Odds Ratios (OR) e intervalos de confianza (IC) al 95% se estimaron usando modelos de efectos aleatorios. También se estudió la heterogeneidad de la distribución de los efectos y el posible sesgo de publicación.
Principales resultados
Según los resultados de esta investigación, un sueño de corta duración es un predictor de la obesidad. Para realizar estos análisis se incluyeron doce estudios prospectivos con 154.936 participantes en el análisis que comparaba una duración del sueño corta frente a una duración normal del sueño.
El resultado general indicó que una duración del sueño corta se asociaba de forma significativa con el riesgo de desarrollar obesidad en el futuro (OR = 1,412; IC del 95%: 1,177 – 1,694, valor p < 0,001). Los pruebas estadísticas mostraron una heterogeneidad alta y significativa (Q = 71,956, valor p < 0,001; I2 = 80,5%).
El riesgo de sesgo por publicación mediante la investigación visual del gráfico de embudo indicó un riesgo de sesgo bajo, lo que fue confirmado de forma estadística mediante la obtención de una prueba de Egger no significativa (b = 0,806; IC 95%: 1,211-2,823). Este análisis se repitió excluyendo un estudio concreto debido a que fue la única investigación con una duración de sueño corta de ≤ 6,5 h y no inferior a 6 h. El resultado principal indicó que una duración del sueño corta se asociaba de forma estadísticamente significativa con el riesgo de desarrollar obesidad en el futuro (OR = 1,50, IC del 95%: 1,29 – 1,74). Las pruebas estadísticas mostraron una heterogeneidad alta y significativa (Q = 35,416, valor p < 0,001, I2= 63,3%).
Por otra parte, se seleccionaron para los análisis estudios prospectivos que comparaban un sueño prolongado frente a un sueño de duración normal y que incluyeron finalmente los resultados de 152.192 participantes. El resultado general indicó que una duración larga del sueño no se asociaba con el riesgo padecer obesidad en el futuro (OR = 0,99; IC del 95%: 0,89 – 1,11, valor p = 0,94), sin evidenciarse heterogeneidad de forma significativa (Q = 5,05, valor p = 0,752; I2 = 0,0%). De nuevo, el gráfico de embudo indicó un riesgo de sesgo de publicación bajo, lo que fue confirmado estadísticamente mediante la prueba de Egger, sin encontrar significancia (b = 0,81; IC del 95%: 1,21 – 2,82, valor p = 0,201).
Cuando se encontró heterogeneidad alta, disminuyeron los valores a no significativos al considerar el sexo y los extremos de duración del sueño (corto y largo). Los resultados parecen confirmar un potencial papel de una duración corta del sueño para predecir la obesidad. Sin embargo, los resultados respecto a una duración larga del sueño aún son controvertidos.
Futuras líneas de investigación
Según los propios autores de esta RS, los estudios futuros deberían diferenciar entre los adultos jóvenes, los adultos y las personas mayores debido a que la duración y la calidad del sueño podrían modificarse de forma específica según estos grupos de edad. En este meta-análisis, la mayoría de los estudios incluidos mostraron resultados ajustados a algunas variables autodeclaradas que podrían ser posibles moderadores del efecto que se ha observado en esta RS. Las investigaciones futuras deberían examinar estos posibles moderadores mediante la utilización de cuestionarios apropiados y validados con el objetivo de proporcionar información sobre la contribución específica de estas variables en la asociación entre la duración del sueño y la obesidad. Los estudios longitudinales que se realicen en el futuro deberán medir aspectos cualitativos y cuantitativos del sueño mediante medidas subjetivas y objetivas del sueño, IMC y otras variables potencialmente confusoras, que podrían contribuir a comprender mejor la relación causal de la asociación entre el sueño y la obesidad en los adultos.
Conclusión
Los resultados de esta revisión sistemática y meta-análisis apoyan el papel potencial de que una duración corta del sueño puede predecir el riesgo de obesidad en el futuro. Para futuras investigaciones deberán explorar el efecto entre la calidad y la duración del sueño y el riesgo de padecer obesidad utilizando medidas fisiopatológicas y precisas autoinformadas.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información detallada, puede consultar el siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1871403X19307598?fbclid=IwAR3KWEBT4IB7VtRtC4MdNCEF54wvIQl9PVw8VepPOO5_5vD0ssP5Pg2c8nc