Recientemente, se ha publicado en European Journal of Clinical Nutrition, un artículo sobre una actualización de las principales evidencias científicas sobre la enfermedad inflamatoria intestinal.
A continuación, os mostramos un resumen del artículo de estos autores y algunas de las partes más interesantes. La autoría de la revisión original corresponde a Clara Serrano-Moreno, Noemi Brox-Torrecilla, Loredana Arhip, Inmaculada Romero, Ángela Morales, M. Luisa Carrascal, Cristina Cuerda, Marta Motilla, Miguel Camblor, Cristina Velasco y Irene Bretón.
Para comenzar
En los últimos años, el papel de la dieta en la patogénesis de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) ha cobrado gran interés en la comunidad científica. Los hábitos alimentarios de los países industrializados, lo que actualmente se denomina en la evidencia científica, dieta occidental, se ha asociado a la EII en estudios observacionales. Sin embargo, los factores dietéticos responsables del desarrollo de la enfermedad aún no se han dilucidado de forma completa. Algunos componentes de la dieta con potencial proinflamatorio podrían provocar cambios en la inmunidad y en la microbiota intestinal, teniendo como consecuencia una reacción inflamatoria que provocaría alteraciones relacionadas con la EII.
En la actualidad, la calidad de las evidencias disponibles es baja, debido a cuestiones metodológicas, como la falta de estudios de intervención, muestras de pequeño tamaño o la alta heterogeneidad de los estudios. Por este motivo las sociedades científicas han ofrecido sus recomendaciones mediante guías de práctica clínica y documentos de consenso, con el fin de establecer un criterio común en el tratamiento nutricional de los pacientes con EII.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de esta revisión fue resumir los datos publicados sobre la dieta en la EII y revisar las recomendaciones dadas por las sociedades científicas.
Algunas cuestiones metodológicas importantes
Esta revisión narrativa se realizó en PubMed, Embase y Scopus e incluyó las siguientes palabras clave para realizar la estrategia de búsqueda: “Inflammatory bowel disease”, “diet”, “gluten”, “lactose” y “dietary fibre”. Se incluyeron todos los artículos sobre la EII y la dieta publicados entre 1990 y marzo de 2020, en inglés y centrados en población adulta (>18 años). Los estudios incluidos como resultados en esta revisión narrativa fueron observacionales, de intervención, revisiones sistemáticas o narrativas y meta-análisis.
Principales evidencias actuales
Debido a la heterogeneidad de los estudios y la falta de evidencias sólidas, las sociedades científicas han indicado recomendaciones generales basadas en estudios observacionales y en la opinión de grupos de expertos. Según los autores de esta investigación, parece razonable evitar las dietas occidentalizadas según las evidencias actuales debido a su efecto negativo en la EII y en la salud general. El posible beneficio de la fibra dietética y del consumo de grasas con un perfil antiinflamatorio, como el aceite de oliva y el aceite de pescado, indica que la Dieta Mediterránea podría ser un patrón dietético equilibrado y muy beneficioso para la EII. Sin embargo, se necesitan más investigaciones en esta temática, en especial, se requieren más estudios de intervención.
La presentación clínica de la EII, con afectación de diferentes secciones intestinales y cirugías de resección, entre otras cuestiones, hace que las recomendaciones dietéticas deban de ser individualizadas en la mayor parte de los casos. El control nutricional y la prevención de las deficiencias nutricionales son probablemente la clave del éxito en el mantenimiento del estado nutricional y la calidad de vida de estos pacientes.
Para profundizar
En los resultados de esta revisión narrativa, los autores han realizado un recopilatorio de los principales tipos de dietas en relación con el tratamiento dietético de esta enfermedad. En cada una de ellas se detalla: el mecanismo etiopatogénico, el papel terapéutico, las recomendaciones clínicas y una conclusión específica. Las dietas de las que se exponen esta información son: baja en FODMAP, sin gluten, con un contenido específico de hidratos de carbono, sin lactosa, de la fibra dietética, basadas en alimentos de origen vegetal (semi-vegetarinas), Dieta Mediterránea, alta en proteínas, paleolítica, de diferentes tipos de grasas, antiinflamatoria, de exclusión de IgG4 y de micropartículas.
Conclusión
La dieta parece tener un papel relevante en el tratamiento de la EII no sólo por el alto riesgo de desnutrición, sino también por el papel que desempeña en el control de los síntomas y en la evolución de la enfermedad.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalle sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace:
https://www.nature.com/articles/s41430-021-01051-9