Recientemente se ha publicado en la revista Advances in Nutrition, una revisión sistemática (RS) y meta-análisis sobre las relaciones entre la ingesta de pescado graso o magro y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y mortalidad por todas las causas.
A continuación, os mostramos un resumen del artículo de estos autores y algunas de las partes más interesantes. La autoría del artículo original corresponde a Annalisa Giosuè, Ilaria Calabrese, Roberta Lupoli, Gabriele Riccardi, Olga Vaccaro y Marilena Vitale.
Para comenzar
El consumo de pescado se asocia con un menor riesgo de ECV, en parte atribuido al alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. Sin embargo, no todos los pescados son igualmente ricos en estos componentes. Según los autores de esta investigación, hasta la fecha no está claro si los efectos beneficiosos del consumo de pescado son compartidos tanto por el pescado graso como por el pescado magro.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de esta RS y meta-análisis ha sido sintetizar las evidencias actuales sobre la relación entre la ingesta de pescado graso o magro y el riesgo de eventos cardiovasculares y de mortalidad global.
Algunas cuestiones metodológicas importantes
Se realizó una búsqueda sistemática en PubMed, Web of Science y Embase hasta mayo de 2021 para investigaciones a las que se tuviera acceso a texto completo y con un diseño prospectivo realizado en humanos que proporcionaran datos para las categorías de consumo de pescado más altas frente a las más bajas. Se estimaron los cocientes de riesgo (Risk Ratios, RRs) resumidos y sus intervalos de confianza del 95% (IC) mediante un modelo de efectos aleatorios.
Principales resultados
Después de la aplicación de las ecuaciones de búsqueda en todas las bases de datos y de aplicar los criterios de elegibilidad, de los 1902 artículos recuperados en la búsqueda bibliográfica, 19 referencias cumplían los criterios para su inclusión en el meta-análisis. En total, los estudios sobre la ingesta de pescado graso comprendían 1.320.596 años-persona de seguimiento, 20.531 casos incidentes de cardiopatía isquémica, 9.256 casos incidentes de ECV y 104.763 muertes. Las investigaciones sobre pescado magro comprendieron 937.362 años-persona de seguimiento, 21.636 casos de cardiopatía isquémica, 7315 casos de ECV y 16.831 muertes totales. Se observó una asociación inversa entre el pescado graso con la incidencia de cardiopatía isquémica, RR = 0,92 (IC del 95%: 0,86 – 0,97); con la mortalidad por cardiopatía isquémica, RR = 0,83 (IC del 95%: 0,70 – 0,98) y con la mortalidad total, RR = 0,97 (IC 95%: 0,94 – 0,99). Por otra parte, estos resultados no fueron encontrados en el caso del pescado magro. Las estimaciones resumidas de la incidencia y la mortalidad por ECV no mostraron una asociación significativa con ambos consumos (ingesta de pescado graso y magro).
Para profundizar
Según los autores de esta investigación, los resultados del estudio son muy novedosos al poner de manifiesto que los beneficios para la salud hasta ahora vinculados al consumo de pescado serían en gran parte impulsados por el pescado graso. Las recomendaciones actuales para la prevención de ECV en población adulta sana, recomiendan el consumo habitual de pescado con especial hincapié en los pescados grasos. A lo largo de los años, varios estudios de cohortes prospectivos han aportado datos sobre la asociación entre pescado graso o magro y los eventos cardiovasculares, pero hasta la fecha no se había realizado una evaluación exhaustiva de las evidencias relativas a las distintas categorías de pescado. Según los autores de esta investigación, se debe recomendar el consumo preferente de este tipo de pescado y en particular, de las especies más sostenibles por razones ecológicas.
Las evidencias que aportan estos autores podrían apoyar futuras recomendaciones sobre dieta y prevención de la cardiopatía isquémica, el consumo de pescados grasos todas las semanas y que serían recomendaciones coherentes con las características de la Dieta Mediterránea. Además, estas directrices serían factibles para la mayoría de la población adulta y podrían contribuir de forma significativa a la prevención de las enfermedades coronarias a nivel poblacional. Además, si el pescado graso se eligiera de forma adecuada entre las distintas especies, esta recomendación podría contribuir a la preservación de la vida marítima.
Sobre revisiones sistemáticas y meta-análisis
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Conclusión
Los resultados de este estudio son innovadores al poner en relieve que los beneficios para la salud vinculados al consumo de pescado podrían deberse de forma muy importante a los pescados grasos. Es necesario investigar en el futuro para estudiar algunas cuestiones en relación con las relaciones dosis-respuesta y en la evaluación de todos los mecanismos que relacionan los ácidos grasos omega-3 de cadena larga y otros componentes del pescado graso con una disminución del riesgo de cardiopatía y mortalidad global.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalle sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace: