Se ha publicado recientemente en la revista Journal of the American College of Cardiology, un estudio sobre el consumo de aceite de oliva y la sustitución de la ingesta de grasas, en relación con el riesgo cardiovascular en población de adultos de Estado Unidos.
Para comenzar
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las principales causas de muerte a nivel mundial y pueden prevenirse en gran medida, con un estilo de vida saludable. Las recomendaciones actuales ponen de manifiesto la importancia de los patrones que incluyen fuentes saludables de grasas dietéticas. Estas fuentes dietéticas son los alimentos con alto contenido en grasas insaturadas y bajos en grasas saturadas, alimentos que debe ser la base en la alimentación para la prevención primaria de las ECV.
El aceite de oliva un alimentos con un alto contenido en grasa monoinsaturada, especialmente, en ácido oleico y otros componentes dietéticos con propiedades nutricionales, incluyendo vitamina E, polifenoles y moléculas lipídicas que pueden contribuir a mejorar la capacidad antiinflamatoria y antioxidante. El aceite de oliva se ha utilizado tradicionalmente como la principal grasa culinaria en las regiones de alrededor de la cuenca del Mar Mediterráneo. Recientemente, por las propiedades de estos alimentos se han vuelto más populares en todo el mundo.
Los primeros estudios ecológicos observaron asociaciones inversas entre el nivel medio de consumo de aceite de oliva del país y el riesgo de sufrir una ECV. Los ensayos clínicos han demostrado que el consumo de aceite de oliva mejora los factores de riesgo cardiovascular, incluidos los inflamatorios y diversos biomarcadores. En estudios observacionales se ha encontrado que la ingesta de aceite de oliva estaba inversamente asociada con las ECV y con la mortalidad global por todas las causas. Los resultados del ensayo PREDIMED también mostraron que una Dieta Mediterránea (Diet Med) suplementada con aceite de oliva virgen extra disminuye el riesgo de eventos de enfermedad cardiovascular en un 31% en comparación con la dieta de control (dieta baja en grasa).
Un meta-análisis reciente ha encontrado una asociación inversa entre el consumo de aceite de oliva y el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV), aunque se observaron inconsistencias para algunos eventos. Es necesario recalcar que todos los estudios incluidos se realizaron en países mediterráneos.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio fue analizar si la ingesta de aceite de oliva estaba asociada con la enfermedad cardiovascular total, enfermedad coronaria y riesgo de accidente cerebrovascular.
Algunas cuestiones metodológicas
Este estudio incluyó a 61.181 mujeres pertenecientes al Estudio de Salud de las Enfermeras, Nurses’ Health Study (1990-2014) y a 31.797 hombres del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, Health Professionals Follow-up Study (1990 a 2014) que no padecían cáncer ni enfermedades cardíacas ni habían sufrido derrames cerebrales al inicio del estudio.
La dieta se evaluó mediante cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos (CFCA) al inicio del estudio y luego cada 4 años. Desde el punto de vista estadístico, se utilizaron regresiones de riesgos proporcionales de Cox para estimar los Hazard Ratios, HRs y los intervalos de confianza (IC) del 95%.
Principales resultados
Durante 24 años de seguimiento, se documentaron 9797 casos incidentes de ECV, incluyéndose 6034 casos de enfermedad coronaria y 3802 casos de ACV. Después de ajustar por los principales factores de confusión de dieta y de los estilos de vida, en comparación con los no consumidores, aquellos con una ingesta mayor de aceite de oliva (> 0,5 cucharada/día o > 7 g/día) presentaron un riesgo un 14% menor de ECV (HR agrupada: 0,86; IC del 95%: 0,79-0,94) y un 18% menos de riesgo de cardiopatía coronaria (HR combinada: 0,82; IC del 95%: 0,73-0,91). No se observaron asociaciones significativas para el ACV o el isquémico.
La sustitución de 5 g/día de margarina, mantequilla, mayonesa o grasa láctea, en relación con la cantidad equivalente de aceite de oliva, se asoció con un riesgo del 5% al 7% menor de cardiopatías coronarias. No se observaron asociaciones significativas cuando se comparó el aceite de oliva con otros aceites vegetales. En un subconjunto de participantes, una mayor ingesta de aceite de oliva se asoció con niveles más bajos de biomarcadores inflamatorios circulantes y un mejor perfil lipídico.
Perspectivas clínicas
Estas son las dos perspectivas principales extraidas según los resultados de este estudio y que son aplicables a individuos:
La ingesta de aceite de oliva se asoció inversamente con la ECV en general y con la enfermedad coronaria en particular, en dos grandes estudios de cohortes en los Estados Unidos.
La sustitución de algunos tipos de grasa como la margarina, la mantequilla, la mayonesa y la grasa láctea (pero no otros aceites vegetales) por aceite de oliva, se asocio con un menor riesgo cardiovascular.
Perspectiva traslacional
Estas son las dos perspectivas principales de mayor aplicabilidad según los resultados de este estudio:
Se necesita más investigación para conocer los mecanismos subyacentes de las asociaciones observadas entre el consumo de aceite de oliva y el riesgo cardiovascular.
Se requiere identificar a los grupos de población con mayor probabilidad de beneficiarse de la sustitución de las grasas saturadas y animales, por grasas no saturadas de aceites vegetales, como el aceite de oliva.
Este estudio ha proporcionado más evidencia de que la ingesta de grasas saludables de origen vegetal, como el aceite de oliva, puede mejorar la calidad de la dieta y desempeñar un papel muy importante en la prevención de ECV en la población general.
Conclusión
En este gran estudio con población de Estados Unidos, una ingesta mayor de aceite de oliva se asoció con un riesgo significativamente menor de padecer enfermedad cardiovascular o enfermedad coronaria. Sustituir algunas grasas como margarina, mantequilla, mayonesa y grasa láctea por aceite de oliva, se asoció con una menor incidencia de eventos relacionados con las enfermedades cardiovasculares.
Enlace a la referencia
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Artículo científico