Se ha publicado recientemente en la revista Endocrinology, una revisión narrativa de las últimas evidencias científicas sobre el papel del sueño insuficiente y algunas alteraciones circadianas en relación a la obesidad.
A continuación, os mostramos un resumen de esta revisión narrativa que han elaborado estos autores. La autoría original de esta publicación corresponde a Jean-Philippe Chaput, Andrew W. McHill, Rebecca C. Cox, Josiane L. Broussard, Caroline Dutil, Bruno G. G. da Costa, Hugues Sampasa-Kanyinga y Kenneth P. Wright Jr.
Para comenzar
La obesidad presenta factores de riesgo muy estudiados en la literatura científica como es el consumo excesivo de energía o una práctica de actividad física insuficiente. Sin embargo, se han identificado muchos factores novedosos que podrían contribuir a la obesidad. Algunos de los más destacables serían el sueño insuficiente y las alteraciones circadianas. Estos factores predisponen a las personas a una presentar una peor salud metabólica y promueve el aumento de peso. El sueño insuficiente es definido como dormir menos de lo recomendado para los beneficios para la salud. Las alteraciones circadianas son definidas como que la ingesta de energía, la actividad y la vigilia ocurren durante la noche biológica.
El objetivo de esta investigación
En esta revisión narrativa los autores, han analizado el impacto del sueño insuficiente y de las alteraciones circadianas en humanos sobre las hormonas del apetito (como la grelina, la leptina y el péptido-YY), el gasto de energía, la ingesta y la elección de alimentos y el riesgo de obesidad.
Las principales cuestiones de esta revisión
Según los autores de esta revisión narrativa la prevalencia de sueño insuficiente es alta, ya que un tercio de los adultos en América, Europa y Asia duermen menos de las 7 horas por noche wu que son recomendadas. Se puede decir que actualmente, la sociedad está activa las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Esto es debido a los trabajos por turnos (por ejemplo, turnos antes de las 8 a.m., después de las 6 p.m. o durante la noche) se asocian con problemas para dormir, somnolencia excesiva, fatiga y mala salud física y mental. Además de los horarios de trabajo, se ha demostrado que algunas actividades recreativas afectan el sueño como el uso de pantallas (televisores, consolas de juegos, ordenadores, teléfonos y relojes inteligentes). Los efectos negativos del tiempo en pantalla se deben a la exposición a la luz brillante durante la noche, ya que reduce los niveles circulantes de melatonina y aumenta el estado de alerta.
Impacto del sueño insuficiente
Un sueño nocturno insuficiente aumenta el gasto energético de 24 horas. Estos autores han observado un incremento entre un 4% y un 5% del gasto energético diario total en poblaciones jóvenes sanas (lo que equivale aproximadamente a una 100 kcal/día). Sin embargo, también se ha observado un aumento de la ingesta de energía, ya que la restricción del sueño en adultos delgados y adultos con sobrepeso u obesidad provocó un incremento del consumo de energía de 253 kcal – 385 kcal por día. Por consiguiente, se puede decir que un sueño insuficiente aumenta la probabilidad de tener un balance energético positivo y un aumento de peso.
Ingesta de alimentos, actividad física y horarios de comidas
Las elecciones de alimentos realizadas durante las alteraciones circadianas pueden ser menos saludables que las realizadas durante las condiciones de trabajo diurno. Estas elecciones se caracterizan por menos verduras, más dulces y más consumo de grasas saturadas. Las alteraciones circadianas también podrían contribuir al aumento de peso al disminuir la actividad física en personas delgadas. En adultos con sobrepeso, la pérdida de peso en respuesta a la restricción calórica en condiciones de sueño insuficiente conduce a la pérdida de masa muscular en lugar de masa de tejido adiposo. La disminución de la duración del sueño en adultos se ha asociado con una mayor actividad sedentaria y menor actividad física, lo que podría reducir el gasto de energía y aumentar el riesgo de obesidad.
Efectos sobre las hormonas del apetito
Los niveles circulantes de las hormonas reguladoras del apetito, como la grelina, la leptina y péptido-YY se ven afectadas durante las alteraciones circadianas. La grelina es producida en el estómago y es una hormona que aumenta el apetito. El ritmo circadiano de la grelina aumenta durante el día biológico y disminuye durante la noche biológica. La leptina es producida por los adipocitos blancos y es una hormona que disminuye el apetito, con niveles bajos durante la mayor parte del día y niveles más altos durante la noche. Péptido-YY es producido por el intestino delgado y es una hormona que disminuye el apetito, muestra niveles bajos durante el día y niveles altos durante la noche. Por lo tanto, las alteraciones circadianas aumentan los niveles de grelina y reduce los niveles de leptina y péptido-YY, lo que promueve la ingesta de energía.
La obesidad y su efecto sobre el sueño
Según los autores de esta revisión narrativa, las personas con obesidad presentan reducciones tanto en la duración como en la calidad del sueño. Estos sujetos son más propensos a tener duraciones de sueño cortas o largas en comparación con los adultos sin obesidad.
Estrategias para mejorar el sueño
A continuación, los autores ofrecen unas recomendaciones para que el sueño sea de mayor calidad:
- Realizar actividad física.
- Comer de forma saludable y evitar comer de noche.
- Evitar la cafeína al final del día.
- Realizar una siesta corta al día (de una duración de unos 10 a 20 minutos)
- Limitar el consumo de alcohol y tabaco.
Conclusión
Según las evidencias de esta revisión, el sueño insuficiente y las alteraciones circadianas contribuyen a tener una peor salud metabólica y una mayor obesidad. El sueño insuficiente aumenta el gasto energético de 24 horas, pero también incrementa la ingesta de energía, lo que da como resultado un balance energético positivo y un aumento de peso. La elección de alimentos durante las condiciones de sueño insuficiente puede ser menos saludables que durante un sueño adecuado. Las alteraciones circadianas aumentan el riesgo de obesidad al reducir el gasto energético de 24 horas. Adicionalmente, se producen cambios en las hormonas del apetito que promueven el hambre y la ingesta energética. Por lo tanto, el sueño y los ritmos circadianos son fundamentales para una regulación metabólica adecuada y para mantener un peso que influyen de forma directa en la salud.
Enlace a la referencia
Para conocer más detalles sobre esta temática, puede consultar la publicación que realizaron los autores a texto completo en el siguiente enlace: