Se ha publicado en la revista Lancet, una serie de revisiones sistemáticas (RS) y de meta-análisis sobre numerosos aspectos relacionados con la calidad de los hidratos de carbono y la salud humana.
Para comenzar
Aunque las recomendaciones sobre nutrición publicadas por los gobiernos y las organizaciones de profesionales enfatizan el aumento del consumo de cereales de grano entero (CGE), verduras y frutas, en la actualidad existen menos recomendaciones cuantitativas respecto a las fuentes y a la ingesta de fibra dietética (FD) y de almidón.
Las RS previas y meta-análisis que explican la relación entre la calidad de los hidratos de carbono y la salud humana, normalmente se han centrado en un solo marcador y en un número limitado de resultados clínicos. Por otra parte, el concepto de CGE utilizado en la literatura científica, se ha modificado de forma importante a lo largo del tiempo. Los CGE presentan una composición de nutrientes similar a la de los granos originales cuando no presentan ningún grado de procesamiento.
El objetivo de esta investigación
El objetivo de este estudio fue cuantificar con precisión el potencial de predicción de varios marcadores relacionados con la calidad de los hidratos de carbono, los CGE y la FD, para determinar cuáles son los más útiles, así como intentar establecer evidencias sobre recomendaciones cuantitativas en relación con la ingesta de estos alimentos y componentes de la dieta.
Algunas cuestiones metodológicas
Se realizaron una serie de RS y meta-análisis de estudios prospectivos publicados en las bases de datos hasta el 30 de abril de 2017 y de ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECA) publicados hasta el 28 de febrero de 2018. La información de interés recopilada fue la relativa a los indicadores de la calidad de los hidratos de carbono y para la incidencia respecto a la mortalidad y a los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles.
Para llevar a cabo esta búsqueda los estudios fueron identificados en las siguientes bases de datos, Medline vía PubMed, Ovid MEDLINE, Embase, y el Registro Cochrane Central y los ECA, además de mediante la búsqueda manual de publicaciones anteriores. Fueron excluidos los estudios y los ensayos prospectivos que informaban sobre participantes con una enfermedad crónica y los ensayos sobre la pérdida de peso o que incluyan suplementos. Las búsquedas, la extracción de datos y la evaluación del riesgo de sesgo, se realizó de forma independiente y duplicada por los autores. La solidez de las estimaciones agrupadas de los efectos aleatorios fue considerada mediante el estudio de los modelos a través de la aplicación de análisis de sensibilidad, de meta-regresión, del estudio de las relaciones dosis-respuesta y de análisis de subgrupos.
Para evaluar la calidad de la evidencia, se utilizó el sistema GRADE. Este sistema se basa en una metodología muy robusta para la realización de recomendaciones con objeto de mejorar la práctica clínica. Este sistema es una herramienta que permite evaluar la calidad de la evidencia y graduar la fuerza de las recomendaciones en el contexto del desarrollo de guías de práctica clínica, de RS o de la evaluación de tecnologías sanitarias.
Relaciones dosis-respuesta entre la ingesta de cereales de grano entero y los resultados en salud
Fueron incluidos en los análisis casi 135 millones de años-persona, datos procedentes de 185 estudios prospectivos y de 58 ensayos clínicos con 4635 adultos. La evidencia procedente de datos observacionales sugirió una disminución del 15 al 30% de mortalidad por todas las causas y de mortalidad relacionada con el sistema cardiovascular, así como en la incidencia de enfermedades coronarias, la incidencia y la mortalidad por accidentes cerebrovasculares (ACV), por diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) y de cáncer colorrectal cuando se comparan los sujetos que consumen mayores cantidades de FD frente a los que menos.
En un análisis exhaustivo sobre las relaciones dosis-respuesta del consumo de CGE y la evidencia basada en estudios prospectivos, se pudieron observar los siguientes resultados, todos ellos asumiendo la linealidad y por el incremento 15 gramos de consumo al día.
En relación con la ingesta de CGE y la mortalidad por todas las causas, se observaron 88.347 muertes en 8,2 millones de años-persona. Se observó un cociente de riesgo, Risk Ratio de 0,94 (intervalo de confianza, IC 95%, 0,92-0,95). La ingesta de CGE y la incidencia de enfermedades coronarias fue de 6587 casos en 2,4 millones de años-persona. Se encontró un Risk Ratio de 0,93 (0,89-0,98) por cada 15 g. En relación, al consumo de CGE y la incidencia de DMT2, se observaron 13.147 casos en 3,5 millones de años-persona y se observó un Risk Ratio de 0,88 (0,81-0,95). Por último, respecto a la ingesta de CGE y la incidencia de cáncer colorrectal, se encontraron 6056 casos en 5,7 millones de años-persona, observándose un Risk Ratio de 0,97 (0,95-0,99).
Respecto a la calidad de la evidencia científica encontrada, las relaciones estudiadas entre la calidad de los hidratos de carbono y los resultados críticos relacionados con la salud, fue clasificada como moderada en el caso de la FD, de baja a moderada en relación con los CGE y de baja a muy baja para el IG y la CG.
Algunos resultados encontrados respecto al consumo de fibra dietética
En la evidencia procedente de ECA se ha mostrado un peso corporal, una presión sanguínea sistólica y un colesterol total, significativamente más bajos al comparar los mayores rangos de consumo de FD, frente a los que consumen las cantidades más bajas. La reducción del riesgo de desarrollar numerosas enfermedades fue mayor cuando la ingesta diaria de FD se situaba entre 25-29 g.
Las curvas del estudio dosis-respuesta sugirieron que ingestas mayores de FD podrían conferir un beneficio aún mayor para de protección frente a ECV, a la DMT2 y en relación con el cáncer colorrectal y de mama. Se observaron resultados similares respecto al consumo de CGE. Por otra parte, se encontraron reducciones de riesgo menores o no se observaron asociaciones significativas en el caso de la comparación de los efectos de las dietas caracterizadas según el índice glucémico (IG) y las cargas glucémicas (CG).
Los estudios prospectivos y los ECA sobre ingesta altas de CGE y de alimentos ricos en FD son evidencias complementarias. Una de las principales fortalezas del estudio fue la capacidad de examinar los indicadores clave de la calidad de los hidratos de carbono en relación con una serie de resultados de enfermedades procedentes de estudios de cohortes y de ECA. Los ECA que implican un incremento de la ingesta de CGE, mostraron una reducción en el peso corporal y en los niveles de colesterol.
Implicaciones prácticas de la evidencia disponible
Las conclusiones de los estudios prospectivos y de los estudios clínicos, muestran que un mayor consumo CGE o de FD, se asoció con una reducción del riesgo de mortalidad y de la incidencia de numerosas enfermedades crónicas y de sus factores de riesgo. Las pruebas proporcionaron evidencias convincentes para que las recomendaciones nutricionales, apoyen la sustitución de los cereales de grano refinado por CGE y con ello, se incremente la ingesta de FD, siendo mayor la protección si se consumen mayores cantidades. Teniendo en cuenta la evidencia científica actual, el IG o la CG son medidas menos útiles respecto a la valoración de la calidad de los hidratos de carbono, en relación con el contenido de CGE o de FD.
Conclusiones
Según los resultados de esta investigación, una mayor ingesta de cereales de grano entero o de fibra dietética total, está asociada con una reducción de la incidencia y de la mortalidad por numerosas enfermedad crónicas de alta prevalencia. La aplicación de la recomendación nutricional de sustituir los granos refinados por cereales de grano entero, así como aumentar la ingesta de fibra dietética y podría tener numerosos efectos beneficiosos para la salud humana.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información detallada, puede consultar el siguiente enlace:
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31809-9/fulltext