Recientemente se ha publicado una revisión sistemática (RS) y meta-análisis sobre el consumo de cereales de grano entero (CGE- cereales integrales) en comparación con los cereales refinados y sus efectos sobre el apetito y la ingesta energética (IE).
Para comenzar
Los resultados de los estudios observacionales indican que la ingesta de CGE está inversamente asociada al índice de masa corporal (IMC) y al riesgo de aumentar de peso. La ingesta de CGE puede influir en la IE y en la composición corporal a través de efectos sobre el apetito y el consumo de calorías.
Aunque muchos ensayos clínicos aleatorizados (ECA) han investigado el efecto del consumo de diferentes tipos de cereales sobre el apetito o en la IE, debido a los resultados controvertidos y a que los estudios en su mayoría se han realizado en muestra pequeñas, en general, la evidencia no es contundente.
El objetivo de esta revisión
El objetivo de esta RS y meta-análisis ha sido evaluar el impacto del consumo de CGE, en comparación con los cereales refinados, en relación con el apetito subjetivo y la ingesta (ECA en adultos). El resultado primario estudiado fue el hambre y los resultados secundarios fueron la plenitud, el deseo de comer, la saciedad, el consumo prospectivo y la IE.
Algunas cuestiones metodológicas
Se realizo una búsqueda sistemática en PubMed, Scopus y Food Science and Technology Abstracts, obteniéndose como resultado 36 ECA que medían las calificaciones subjetivas del apetito después de consumir CGE, en comparación con los controles que habían ingerido cereales refinados. Se incluyeron en el meta-análisis treinta y dos de estos estudios que informaron resultados relacionados con el apetito subjetivo (hambre, plenitud, saciedad, deseo de comer o consumo prospectivo) y/o la IE. Los resultados fueron medidos como estimaciones agrupadas de los meta-análisis y se expresaron como diferencias medias estandarizadas (DME).
Principales resultados encontrados
La comparación de los CGE frente a la ingesta de cereales refinados dio lugar a diferencias significativas en los resultados para el hambre subjetiva (DME: -0,34; intervalo de confianza, IC del 95%: -0,46,-0,22; valor p <0,001), para la plenitud (DME: 0,49; IC del 95%: 0,31-0,66; valor p < 0,001), para la saciedad (DME: 0,33; IC 95%: 0,18-0,47; valor p < 0,001) y para el deseo de comer (DME: -0,33; IC 95%: -0,46, -0,20; valor p < 0,001).
Se observaron pequeñas reducciones no significativas en los índices de consumo prospectivo (valor p = 0,08) y en la IE (valor p = 0,07) de la ingesta de CGE en comparación con la de cereales refinados. Estos resultados apoyan los resultados observados en numerosos estudios y revisiones anteriores, de que el consumo de CGE, en comparación con los cereales refinados, afecta significativamente en el apetito subjetivo. Esta es una de las razones, que al menos parcialmente, podría explicar algunas de las asociaciones inversas entre la ingesta de CGE y el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad y el aumento de peso a lo largo del tiempo.
Principales fortalezas de esta investigación
Las fortalezas de esta RS y metaanálisis incluyen una búsqueda exhaustiva en 3 bases de datos con el objetivo de asegurar una recopilación amplia de la literatura. Los análisis por subgrupos y de sensibilidad han contribuido a identificar hipótesis para que se puedan realizar investigaciones adicionales y se pueda avanzar en las áreas donde existen lagunas de conocimiento.
Los autores también han destacado que la RS y el meta-análisis, estuvieron limitados por la escasa información sobre la cantidad de estudios sobre CGE. Este hecho dio lugar a la exclusión de varios investigaciones y en 17 de los 36 estudios, fueron necesarios cálculos para estimar el contenido de CGE en base a las recetas. Este análisis también incluyó únicamente estudios que proporcionaron alimentos y productos con CGE en los que ≥ 51 % fuera integral. También se pudo observar indicios de sesgo de publicación, lo que sugirió que los estudios más pequeños con resultados que no confirmaban esta asociación, no tenían tanta probabilidad de que fuesen publicados.
Es destacable que no se encontraron estudios en participantes con diabetes tipo 2 que cumplieran los criterios de inclusión y que aportaran datos para incorporar al meta-análisis y que solo un estudio fue realizado en sujetos con síndrome metabólico. Por lo tanto, se necesita más investigación en este grupo de población para determinar si los efectos del consumo de CGE sobre el apetito difiere en las personas que presentan una desregulación metabólica.
Para profundizar
Aunque es plausible que los efectos del consumo de CGE sobre el apetito y la IE contribuyan a una asociación entre una mayor ingesta de CGE y una disminución del sobrepeso u obesidad (estudios observacionales), son necesarias más investigaciones con un mayor seguimiento. También, se necesitan más estudios para aclarar los efectos de los diferentes tipos de cereales y del consumo en las cantidades propuestas en las recomendaciones actuales. Se debe prestar especial atención a las investigaciones, sobre la IE y el volumen de las ingestas, ya que estos factores pueden influir de forma decisiva en el apetito y en la IE posterior.
Conclusión
Los resultados de esta revisión sistemática y meta-análisis muestran que el consumo de cereales de grano entero en comparación con los cereales refinados disminuyó de forma moderada y significativa, el hambre y el deseo de comer y aumentó la plenitud y la saciedad. Por otra parte, se ha observado una reducción ligera (no significativa) de la ingesta energética en la siguiente comida o a lo largo del día.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información detallada, puede entrar en el siguiente enlace:
https://academic.oup.com/advances/advance-article/doi/10.1093/advances/nmaa178/6126746