Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Journal of the American Heart Association, sobre los ácidos grasos de la dieta, sustituciones de macronutrientes, fuentes de alimentos y la incidencia de enfermedad coronaria. Estos resultados se basan en los principales hallazgos observados de la cohorte de casos EPIC-CVD procedentes de nueve países europeos.
Antecedentes
Existe ciertas controversias sobre las asociaciones entre los ácidos grasos totales de la dieta y sus clases (ácidos grasos saturados, ácidos grasos monoinsaturados, AGM y ácidos grasos poliinsaturados) y el riesgo de enfermedad coronaria. Específicamente, la relevancia de las fuentes alimentarias de los ácidos grasos saturados (AGS) y las asociaciones con la cardiopatía coronaria es todavía incierta.
Las recientes evaluaciones de los efectos sobre la salud de los AGS realizadas por la Organización Mundial de la Salud y el Comité Científico sobre Nutrición del Reino Unido, han destacado la necesidad de seguir investigando sobre este tema. Por ejemplo. es destacable según los autores de este artículo, que siguen existiendo considerables lagunas en el conocimiento en relación al papel de los AGM como nutrientes sustitutivos de los AGS y en la falta de claridad sobre si los efectos potenciales de la sustitución de hidratos de carbono (según su calidad) por AGS, podría suponer diferencias en el riesgo de cardiopatía.
Métodos y resultados
Se realizó un estudio de cohorte de casos en el que participaron 10.529 casos de cardiopatía coronaria y una subcohorte aleatoria de 16.730 adultos seleccionados de una cohorte de 385.747 participantes procedentes de 9 países del estudio EPIC (European Prospective Investigation en Cáncer y Nutrición). Se estimaron los cocientes de riesgo (Hazard Ratio, HR) multivariables ajustados por país y los IC del 95% por cada 5% de la ingesta de energía procedente de las grasas alimentarias, con y sin sustituciones isocalóricas de macronutrientes, utilizando modelos de regresión de Cox. Los resultados fueron agrupados mediante un meta-análisis, aplicando un modelo de efectos aleatorios.
No se encontraron evidencias de las asociaciones entre el consumo de ácidos grasos total o los tipos con el riesgo de cardiopatía isquémica, independientemente de las sustituciones de macronutrientes. En los análisis que tuvieron en cuenta las fuentes de alimentos, la incidencia de la cardiopatía isquémica fue menor por cada 1% más de ingesta energética de AGS, siendo diferentes según la procedencia:
– yogur, HR = 0,93 (IC del 95%, 0,88-0,99);
– queso, HR = 0,98 ([IC del 95%, 0,96-1,00);
– pescado, HR = 0,87 (IC del 95%, 0,75-1,00)
Se encontraron unos resultados inversos, es decir, una mayor incidencia para los AGS en:
– carne roja, HR = 1,07 (IC del 95%, 1,02-1,12)
– mantequilla, HR = 1,02 (IC 95%, 1,00-1,04).
La perspectiva clínica
¿Qué hay de nuevo?
Estas son las dos principales cuestiones novedosas que indican los autores de esta investigación:
– este es un gran estudio de cohorte prospectivo que incluye hombres y mujeres con dietas muy diversas y con una procedencia de 9 países europeos. No se observó ninguna asociación fuerte entre los AGS y la incidencia de enfermedades coronarias o entre la sustitución de ácidos grasos poliinsaturados o monoinsaturados por saturados y la incidencia de la cardiopatía isquémica.
– Se observaron diferencias en el riesgo de cardiopatía coronaria cuando se consideraron las fuentes alimentarias de AGS, con una menor incidencia de cardiopatías con el consumo de AGS procedentes de productos lácteos fermentados (yogur y queso) y pescado, pero una mayor incidencia de cardiopatía isquémica con el consumo de AGS procedentes de la carne roja y la mantequilla.
¿Cuáles son las implicaciones clínicas?
Según indican los autores, las siguientes son las dos principales implicaciones clínicas de esta investigación:
– las asociaciones de los AGS con la cardiopatía isquémica y con los ácidos grasos procedentes de distintas fuentes alimentarias, respaldan la adopción de una traducción de las recomendaciones de AGS actuales hacia unas recomendaciones basadas en alimentos.
– los hallazgos actuales se basan en un amplio estudio europeo, pero deberían evaluarse más a fondo en poblaciones diversas en las que la ingesta de macronutrientes, sus fuentes alimentarias y sus patrones dietéticos generales, sean bastante diversos.
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Conclusiones
Este estudio observacional no encontró asociaciones de los ácidos grasos totales ni con ninguno de sus principales tipos de grasas en relación con la incidencia de cardiopatía coronaria. Por el contrario, los autores encontraron asociaciones de los AGS con la enfermedad coronaria en direcciones opuestas dependiendo de la fuente de alimentos de procedencia. Aunque estos resultados deben confirmarse en otros estudios, estas evidencias apoyan las recomendaciones de salud pública de considerar las fuentes de alimentos junto con los macronutrientes que contienen y sugieren la importancia de la matriz alimentaria global en comparación a los nutrientes.
Enlace a la referencia
Para acceder al documento completo y obtener más información, puede entrar en el siguiente enlace:
https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/JAHA.120.019814?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed