Se ha publicado recientemente una carta de investigación en la revista European Journal of Preventive Cardiology sobre el efecto que puede tener saltarse el desayuno junto con cenar tarde y numerosos parámetros relacionados con el infarto de miocardio.
La importancia de la alimentación y los comportamientos alimentarios en la salud
La nutrición presenta un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de numerosos factores de riesgo y enfermedades crónicas, entre las que son especialmente destacables las enfermedades cardiovasculares. Actualmente, la evidencia científica refuerza la importancia que pude tener el consumo de determinados alimentos o de patrones de dieta globales, en lugar de nutrientes aislados, en la disminución del riesgo de sufrir eventos cardiovasculares. Un enfoque basado en grupos de alimentos y alimentos facilita la comprensión de los conceptos de alimentación a los individuos, favoreciendo cambios en los comportamientos alimentarios, y modificando el entorno hacía un hogar con un patrón de dieta más saludable. Los comportamientos alimentarios que pueden seguir las personas son cada vez más variados, condicionando muchos efectos en la salud, siendo uno de los más destacados saltarse algunas ingestas como el desayuno o la cena. Numerosos estudios epidemiológicos han sugerido que no realizar el desayuno y cenar tarde, se asocia con un incremento del riesgo de desarrollar obesidad, resistencia a la insulina y algunas enfermedades cardiovasculares.
El objetivo de este estudio fue evaluar la asociación entre saltarse el desayuno y realizar una cena tardía y la mortalidad, volver a sufrir un infarto o una angina postinfarto en los 30 días posteriores al alta hospitalaria después de haber sufrido un infarto de miocardio con elevación del segmento ST. El segmento ST del ciclo cardiaco representa el periodo entre la despolarización y la repolarización del ventrículo izquierdo.
Principales resultados
En este estudio, los sujetos que fumaron y tuvieron comportamientos alimenticios de saltarse el desayuno y cenar tarde, sufrieron con mayor probabilidad, las principales variables medidas en este estudio. Los sujetos que fallecieron o volvieron a padecer un infarto o angina después del infarto en los 30 días posteriores al alta hospitalaria, presentaron unos niveles más bajos de colesterol total, de LDL colesterol y de HDL totales y valores más altos del diámetro diastólico del ventrículo izquierdo. Hay que destacar que hubo un número significativamente mayor de sujetos que consumian estatinas antes del ingreso hospitalario en el grupo con seguían hábitos alimenticios no saludables (76,2% frente 34,5%). Se ha mostrado que los pacientes que consumen estatinas tenían una menor probabilidad de seguir una dieta alta en grasas saturadas. Saltarse el desayuno y cenar tarde (ajustando por factores de confusión como la edad o el sexo), se asoció con una probabilidad 4 veces mayor (OR=4,23, IC 95%; 1,60–11,16), así como un incremento de más de 5 veces cuando se ajustó por el humo de tabaco, los niveles de colesterol LDL y el diámetro diastólico del ventrículo izquierdo (OR=5,05; IC 95% 1,70–15,01), de sufrir los principales evento de salud estudiados en este artículo.
Conclusión
En este estudio, saltarse el desayuno y cenar tarde incrementó de cuatro a cinco veces la probabilidad de morir, sufrir otro infarto o una angina postinfarto en los siguientes 30 días posteriores al alta hospitalaria.
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